Boca Juniors y Fluminense, finalistas de la Copa Libertadores, y las federaciones de fútbol de Brasil y Argentina acordaron este viernes hacer un llamamiento conjunto a los hinchas para evitar nuevos disturbios como los ocurridos el jueves en Río de Janeiro.
Este fue el principal acuerdo alcanzado en una reunión celebrada en Río de Janeiro entre los máximos representantes de los clubes, las federaciones y de la Conmebol, con el objetivo de reforzar la seguridad en la final.
En la reunión, encabezada por el presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez, se revisaron los planes de seguridad y los mecanismos de ingreso de los hinchas al estadio, las áreas asignadas a cada club y los planos y el perímetro desplegado en torno al estadio Maracaná.
“Tratándose de dos clubes con un enorme arrastre popular, se hace indispensable extremar las precauciones para evitar los desbordes y minimizar todo lo posible el contacto entre las hinchadas”, afirmó la Conmebol en un comunicado.
La Policía de Río de Janeiro detuvo a seis hinchas argentinos del Boca Juniors y uno brasileño acusados de causar “lesiones corporales” durante disturbios registrados el jueves, por la tarde y por la noche, en la playa de Copacabana.
El enfrentamiento comenzó cuando seguidores del club carioca atacaron el lugar donde estaban concentrados los hinchas del equipo de Buenos Aires.
En videos que circularon en redes sociales se ve a cientos de seguidores de ambos equipos intercambiando insultos y lanzándose botellas, mientras agentes de policía disparan gases lacrimógenos para dispersarlos.
Tras los incidentes, el gobierno regional anunció que reforzará con 2.400 nuevos agentes la seguridad en el barrio de Copacabana y en el estadio de Maracaná donde se celebrará la final este sábado, y aseguró que ambos equipos serán escoltados en todos sus desplazamientos.
La Conmebol expresó el jueves en un comunicado su “repudio” a los actos “de violencia y racismo” y afirmó que el fútbol debería inspirar “conductas de paz y armonía”.
Autoridades consulares calculan que cerca de 100.000 argentinos pueden viajar a la ciudad brasileña, la mayoría de ellos sin entrada. EFE