“Imposible, imposible que haya otro igual”, afirma con rotundidad Claudio Martins, un declarado ‘sennista’ de 59 años que hace fila con toda su familia para entrar al circuito de Interlagos, que tiene una curva con forma de ‘S’ en referencia al piloto.
Si la lluvia lo permite, está previsto que Lewis Hamilton, siete veces campeón del mundo y fan de Senna desde que era niño, dé unas vueltas en el legendario MP4/5B rojiblanco de McLaren que llevó al brasileño a ganar el segundo de tres Mundiales.
La elección de Hamilton por parte de la familia del ícono ha despertado resquemores entre antiguos pilotos brasileños como Felipe Massa, quien ha dicho que le habría gustado conducir el monoplaza a él.
Claudio Martins vio correr a Senna en Río de Janeiro en 1987, un año antes de que este se llevase el primer Mundial, y la experiencia le dejó una impresión que dura hasta hoy.
“Su determinación, la garra, la perfección con la que conducía...”, señala el aficionado, sobre las cualidades del piloto.
La muerte del ídolo a los 34 años en el Gran Premio de San Marino el 1 de mayo de 1994, tras chocar con un paredón de cemento cuando iba a más de 200 kilómetros por hora, lo dejó “traumatizado”, dice.
Bruna Burgel, una joven de 28 años que lleva el nombre de Senna estampado en la camiseta, ha viajado desde Natal, a unas tres horas de avión de São Paulo, para asistir al homenaje.
Aunque ella aún no había nacido cuando se mató el piloto, sí ha escuchado historias durante toda su vida y se dice “emocionada”.
“Fue un orgullo para un país que tiene tantos problemas de pobreza e inseguridad”, relata.
Brasil, que ha dado a la Fórmula Uno grandes nombres como Senna y Emerson Fittipaldi, no tiene un representante permanente en la parrilla desde la retirada de Massa en 2017.
Frente a esta sequía, Burgel deposita sus esperanzas en Gabriel Bortoleto, un joven de 20 años que ganó el campeonato del mundo de Fórmula Tres el año pasado.
“Tiene posibilidades y ya circulan rumores de que va a entrar”, asegura.EFE