Sin espacio para sorpresas como la del año pasado, cuando el italiano se puso 2-0 contra él en cuartos de final y le pegó el gran susto del torneo, Djokovic hizo su mejor partido de esta edición para imponerse a un Sinner que, aunque parezca mentira por el resultado, hizo una gran actuación y si se fue de vacío fue porque no es el mejor de la historia, logro que su rival sí posee.
Djokovic fue infinitamente mejor que el transalpino en cada situación de tensión. En las pelotas de rotura, en los iguales, en los puntos decisivos a Sinner se le atragantó la pelota y la situación, mientras que el serbio disfrutaba encontrando esquinas y estirándose de un ladro a otro.
El primer juego del partido, en el que Sinner tuvo dos bolas de ‘break’, fue a su vez espejismo y reflejo de lo que ocurriría más tarde. Djokovic salvó ambas oportunidades y rompió el saque de Sinner un juego después. Podía ser el signo de un partido igualado, pero Djokovic fue poco a poco ganando golpes morales.
Con 3-1, desactivó otra pelota de rotura, con 5-2 cayo al suelo tras una dejada del italiano y al sacar para set se colocó 0-15 y lo levantó con tres saques directos seguidos.
Cuando Djokovic se adecuaba a la norma y se quedaba desde el fondo jugando al ping pong, Sinner no tenía nada que hacer. Solo cuando el serbio experimentaba, con dejadas o subidas a la red, se emborronaba su exhibición.
Incluso un grito estuvo cerca de sacarle del partido, porque con 15-15 y ‘break’ ya a favor de Djokovic en el segundo, el juez de silla le señaló a Djokovic una advertencia por gritar en medio del punto que le supuso la pérdida del mismo. El de Belgrado discutió la decisión, pero procedió a ganar los dos puntos siguientes, hasta que le señalaron otra advertencia, esta vez por perder tiempo al servir.
Dos distracciones capaces de despistar a cualquiera, menos a Djokovic, que pese a estos toques de atención mantuvo el pulso y el servicio y aceleró a por el segundo set. Hora y media en el minutero y los dos primeros parciales estaban en el bolsillo del siete veces campeón.
Ninguna sorpresa, ningún sobresalto digno de mención. Djokovic avanzaba como el transatlántico que es cargado de títulos y espoleado por la presión. “Es un privilegio”, asumió, citando a la legendaria Billie Jean King, y disfrutó de ella.
En el tercer set, el más disputado, Sinner se puso con 15-40 a favor y dos puntos de set. En el primero de ellos, Djokovic falló el primer servicio y se escuchó un cántico a favor del italiano. El serbio se dirigió al público, aplaudió y levantó un pulgar con gesto despectivo. Procedió a ganar los cuatro puntos siguientes y a levantar la situación.
Hizo gestos de lloro al público y siguió a lo suyo, hacia un ‘tie break’ en el que es el rey. Ha ganado los últimos trece que ha disputado en Grand Slam, récord de la Era Abierta. Es intocable en estos momentos. Ni siquiera con Sinner 3-1 arriba y saque desfalleció el serbio, que se aprovechó de otro desfallecimiento del italiano. Del posible 4-1 a tres puntos seguidos para Djokovic.
Con este triunfo, Djokovic llega a las nueve finales en Wimbledon, a tres de Federer, lleva 35 en Grand Slam, el que más en la historia entre hombres y mujeres, y peleará por igualar los 24 Grandes de Margaret Court este domingo. Su rival, Carlos Alcaraz o Daniil Medvedev