La ciudad de Guayaquil, sede de la final de la Copa Libertadores que disputan este sábado Flamengo y Athletico Paranaense, se ha blindado con la presencia en las calles de unos 10.000 policías para asegurar el mayor acontecimiento que ha recibido Ecuador en los últimos tiempos.
El despliegue busca disuadir cualquier posible acción del crimen organizado, causante de una crisis de seguridad en Ecuador que tiene como epicentro a la portuaria ciudad de Guayaquil, punto caliente del narcotráfico y donde se han recrudecido los asesinatos de sicarios e incluso atentados con carros bomba.
Así, en los días previos a la final, varios puntos de la ciudad como el aeropuerto, los hoteles donde están los equipos, las canchas de entrenamiento y las zonas turísticas de la ciudad por donde se mueven los hinchas se encuentran fuertemente resguardados con policías que exhiben armas de largo alcance de grandes dimensiones.
El dispositivo de seguridad ha sido planificado durante cinco meses, según destacó el jueves en una conferencia de prensa el general de la Policía Víctor Hugo Zárate, comandante de la Zona 8, a la que pertenece Guayaquil.
A los 10.000 policías que resguardan la ciudad también se han sumado alrededor de 400 militares, de acuerdo a los datos ofrecidos la pasada semana por el Gobierno.
Sin embargo, será el Estadio Monumental Isidro Romero Carbo el que se convierta en el punto más protegido de todo Ecuador el día del partido, al cortarse el tránsito de vehículos a 3 kilómetros a la redonda, con tres cercos policiales que los espectadores pasarán para llegar hasta las tribunas.
En el primero se revisará las entradas de cada espectador para comprobar que acceden por la zona correcta, ya que los accesos al estadio estarán dividido en una zona norte y otra zona sur, de modo que una vez dentro no podrán cruzarse de un lado a otro.
En el segundo cerco se procederá a verificar que las entradas son auténticas mediante la lectura del código.
Antes del acceso de los espectadores, la Policía habrá realizado un profundo registro durante cuatro horas para asegurarse que todo se encuentra en orden y no existe ninguna amenaza para la celebración del encuentro.
De acuerdo a los registros facilitados por el Ministerio del Insterior, alrededor de unas 4.500 personas han llegado a Guayaquil con motivo de la final de la Libertadores, la mayoría por avión, aunque se espera que en el transcurso de este viernes llegue la gran mayoría de hinchas que acudirá al estadio.