El Olympiakos del entrenador español José Miguel González, Míchel, dio el golpe de la ida de los octavos de final de la Champions League y ganó 2-0 al Manchester United, que sobrevive en un estado de coma del que deberá despertar con una difícil remontada en Old Trafford.
Míchel se enfrentaba al mejor escaparate que jamás ha tenido en su etapa como entrenador. Cuando dirigió al Rayo Vallecano, Real Madrid Castilla, Getafe o Sevilla, nunca se vio en unos octavos de final de la Champions League ante todo un Manchester United.
Sin embargo, el cuadro inglés no es el que era cuando Alex Ferguson era el amo y señor del club. Con David Moyes en el banquillo es un equipo gris, previsible y sin ideas. Se encuentra en un claro periodo de transición, deambulando por la Premier League sin un rumbo coherente y, hasta hoy, por lo menos se mantenía firme en Europa.
Después de completar una buena primera fase, el Olympiakos sacó a relucir muchas de la carencias del bloque inglés. Los hombres de Míchel se están convirtiendo en una de las sorpresas agradables de la competición y hoy demostraron que pueden seguir por el continente.
Lo hicieron durante casi noventa minutos, con un planteamiento eficiente marcado por la fuerte presión hacia los jugadores del Manchester y por contragolpes efectivos para desequilibrar el marcador.
Éste se movió en el minuto 38, cuando el argentino Chori Domínguez desvió con algo de fortuna un disparo de Giannis Maniatis que llevaba una dirección totalmente errónea. Hasta ese momento, el Manchester no había hecho absolutamente nada. Que Wayne Rooney se moviera por el centro del campo, a veces hasta actuando de medio centro, era un claro síntoma de lo perdido que anda el cuadro inglés.
Los primeros 45 minutos transcurrieron por esos derroteros, con el Olympiakos fuerte y eficiente en sus escasos acercamientos ante un rival perdido. Así concluyó el primer acto, casi menos desastroso para los ingleses que el segundo, en el que los griegos sellaron un marcador muy interesante para sus futuros intereses.
Míchel arriesgó en la reanudación y durante quince minutos Olympiakos adelantó sus líneas para ir a por el segundo tanto. La teoría se llevó a la práctica y el costarricense Joel Campbell marcó un golazo desde fuera del área tras deshacerse de Michael Carrick con un espectacular túnel.
Esa acción simbolizó la actuación del Manchester. La jugada que más rabia puede dar a un jugador retrató los noventa minutos de los hombres de David Moyes. Ese balón que pasó entre las piernas de Carrick y que luego besó la red de la portería que defendió David De Gea, fotografío la desesperación inglesa.
Con media hora por delante, el Olympiakos supo aguantar el resultado y sólo tuvo que sufrir un sobresalto que puede valer una eliminatoria. A Míchel casi le dio un ataque cuando a nueve minutos del final el holandés Robin Van Persie mandó a las nubes un disparo desde el punto de penal.
Su falló devolvió a Míchel la sonrisa que lució durante casi todo el partido y que sólo perdió durante tres segundos de incertidumbre. Su Olympiakos al final triunfó y su victoria lucirá en su currículum. Como él mismo ha dicho en alguna declaración esta semana, su estancia en la entidad helena es un peaje que tiene que pagar hasta llegar al Real Madrid. Si sigue así, es posible que lo atraviese.
-- Ficha técnica:
2.- Olympiakos: Roberto; Salino, Manolas, Marcano, Holebas; Maniatis, N’Dinga, Chori Domínguez (Machado, min. 75); Campbell (Fuster, min. 66), Hernán Pérez (Valdez, min. 85) y Olaitan
0.- Manchester United: De Gea; Evra, Vidic, Ferdinand, Smalling; Cleverley (Kagawa, min. 60), Carrick, Rooney; Young, Valencia (Wellbeck, min. 59) y Van Persie
Goles: 1-0, min. 38: Chori Domínguez; 2-0, min. 54: Campbell.
Árbitro: Gianluca Rocchi (ITA). Mostró cartulina amarilla a Evra (min. 2) y a Ferdinand (min. 90) por parte del Manchester United.
Incidencias: Partido correspondiente a la ida de los octavos de final de la Liga de Campeones, disputado en el estadio Georgios Karaiskakis ante cerca de 30.000 espectadores. EFE