Con el recuerdo reciente de una Champions League repleta de remontadas y ante una eliminatoria de un perfil similar, tras golear al Chelsea en Stamford Bridge y acabar sufriendo para eliminarlo en la prórroga en el Santiago Bernabéu, encara el Real Madrid la reedición de la última final ante el Liverpool, con tres goles de ventaja de Anfield (2-5) y la promesa de un fútbol ofensivo para certificar el acceso a cuartos.
Solamente en dos ocasiones en la historia de la Champions League, el Real Madrid sufrió una derrota en su estadio de tres goles de diferencia. Ambas en el mismo curso, la campaña 2018/19, frente al CSKA (0-3) y el batacazo ante el Ajax (1-4) que provocó su eliminación con Santi Solari en el banquillo.
Con todas las esperanzas depositadas en volver a hacer historia en su competición fetiche, el Real Madrid encara sobrado de confianza la vuelta de los octavos de final. Con lecciones aprendidas del pasado, tras tener que remontar en todas las eliminatorias hasta el título de la última edición, y también del presente.
No puede repetir el inicio de partido en Anfield, donde en apenas catorce minutos perdía 2-0 antes de una nueva reacción para la historia. Nadie en competición europea había asestado cinco golpes al Liverpool en su estadio. Con Vínicius Junior y Karim Benzema como grandes referentes, el Real Madrid explotó su mejor fútbol vertical para reivindicarse como el rey de la competición y volver a ser incluido entre los favoritos a la corona.
Será el encuentro número 300 del Real Madrid en la Champions League desde el cambio de formato en la temporada 1992/93. Nadie jugó más. Nadie ganó más ‘orejonas’. En su nuevo intento recupera Carlo Ancelotti a Karim Benzema, con la necesidad de que vuelva a ser el gran referente del curso pasado. El francés tiene al Liverpool, junto al Manchester City, como su víctima europea preferida. Le ha marcado seis tantos y encara el partido como el punto de inflexión para comenzar a tener la continuidad en su rendimiento y en sus presencias que demanda el Real Madrid.
Promete Ancelotti un “partido abierto” y un planteamiento ofensivo. No quiere especular ni “hacer cálculos”. Consciente de la necesidad del Liverpool, buscará en el intercambio de golpes imponer la pegada de sus jugadores.
Para ello tiene pocas dudas. Debe decidir si Ferland Mendy, recién recuperado y sin jugar desde el 26 de enero por una rotura muscular, está en condiciones físicas de soportar un partido de vértigo o mantiene a Nacho Fernández en el lateral izquierdo de una defensa con la baja de David Alaba. Y todo apunta a la presencia de los centrocampistas de leyenda juntos, Kroos y Modric, con Fede Valverde como tercera pieza del tridente en detrimento de Rodrygo y Marco Asensio.
Reaparecerá el factor Santiago Bernabéu en una de esas noches especiales. La afición madridista no vive una eliminatoria sin remontada desde abril de 2021, precisamente ante el Liverpool, cuando lo derrotó 3-1 y encarriló su pase. El ambiente será especial en un estadio que se va acercando al fin de su remodelación y con una afición que espera la verdadera identidad de sus jugadores para dar un paso al frente en la ‘Champions’ a días de poder despedirse definitivamente de LaLiga si no vencen en el Camp Nou y obligados a remontar al Barcelona si quieren alcanzar la final de Copa del Rey.
Si el Liverpool quiere estar en cuartos de final tendrá que lograr la mayor remontada de su historia en la Champions League. En el recuerdo de muchos está la noche de mayo de 2019, cuando levantó el 3-0 de la ida contra el Barcelona y lo doblegó en Anfield, pero esta vez tendrán que conseguir la hazaña en terreno enemigo, en un Santiago Bernabéu que no rugirá por los ‘Reds’.
Jürgen Klopp y los suyos habían ganado un impulso de confianza brutal al derrotar hace una semana al Manchester United por el resultado más abultado en la historia del Clásico inglés: 7-0. Ese marcador, incluyendo el 6-0 que endosó el Liverpool en la segunda mitad, invitaba a pensar que otra goleada del estilo era posible, con Gakpo, Salah y el uruguayo Darwin Núñez repartiéndose dobletes, pero el buen estado de los ‘Reds’ ha sufrido un revés.
Este fin de semana, en la visita a la costa inglesa, cayeron contra el Bournemouth, uno de los favoritos al descenso y huésped de los últimos puestos de la tabla. Pero no fue solo la derrota lo que preocupa a la afición del Liverpool, sino el estado de algunos futbolistas, en especial Virgil Van Dijk, al que dejaron en evidencia en varias ocasiones, y también Salah, que erró un penal con 1-0 que hubiera significado el empate.
No es el mejor Liverpool de Klopp, como muestra el hecho de que su única opción de salvar la temporada con un título es la ‘Champions’, pero ese 7-0 contra el United da a entender que en una noche inspirada y en la que tienen una motivación delante, aún pueden destrozar a cualquier equipo.
Klopp tiene las bajas de Thiago Alcántara y el colombiano Luis Díaz, pero ya tiene a toda su defensa recuperada, por lo que formará con la pareja de centrales Van Dijk-Ibrahima Konaté. El 4-3-3 de Klopp siempre ha sido inamovible, pero esta vez puede darle una variante más ofensiva, por la necesidad de marcar como mínimo tres goles.
Por eso puede optar por utilizar un doble pivote con Fabinho y Henderson y cuatro delanteros; es decir, al tridente de Salah, Gakpo y Darwin Núñez, añadir a Diogo Jota, un futbolista con mucho gol.