“Han sido 17 años que han pasado muy rápido”, dijo el finalista de 2013, vestido con americana azul y camiseta blanca, que recibió un trofeo conmemorativo de manos del presidente de la Federación Francesa de Tenis, Bernard Giudicelli, y del director del torneo, Guy Forget.
A los 37 años, tras haber dejado la raqueta en el pasado Masters 1.000 de Madrid, Ferrer recibió el aplauso de una grada que aguardaba el partido de cuartos de final entre el español Rafael Nadal y el japonés Kei Nishikori.
“Siento muchas emociones. Ha sido mi torneo favorito toda la vida, he visto crecer a todos los jugadores que han podido ganar en esta central. Para mi es un sueño”, dijo el de Javea, también semifinalista en 2012.
Precisamente Ferrer fue derrotado con Nadal en sus dos mejores actuaciones en Roland Garros.
El ex número 3 del mundo, ganador de 27 títulos individuales, estuvo a punto de llorar. “Echaré mucho de menos volver a estar a aquí y todo lo relacionado con Roland Garros. Esta va a ser la última vez que pise esta central, lo he disfrutado mucho. No os voy a olvidar”, dijo.