La Asociación Paraguaya de Fútbol (APF), por las dudas, debe estar atenta a la definición del torneo Apertura, que dice ser su máximo producto, pero cuya programación se ha esforzado en desprestigiarla. Una vez más, apuraron las fechas, programaron en horarios increíbles como ser el poner dos partidos a la misma hora de la final de la Champions League, quizá, el partido más importante del mundo como ocurrió el sábado pasado.
Y ahora, entre semana la definición del título nada más y nada menos. Y los cambios de horarios y escenarios han sido la constante, grotescamente, dejando al desnudo la improvisación, como la inhabilitación de la cancha de River Plate a cuatro fechas del final del torneo.
Dicho esto, los papeles están claros en cuanto a la definición del título, mañana miércoles y en el medio está la rivalidad deportiva entre los protagonistas de estos dos cruces: Olimpia vs. Libertad y Nacional vs. Cerro.
Como deportista nadie debería aceptar ningún resultado amañado en caso alguno. Esperamos ver una definición limpia, dentro del campo de juego, sin artimañas. Entendemos que Olimpia, como el club decano de nuestro fútbol, no regalará punto alguno a Libertad para que su archirrival, el Ciclón, no alcance el título.
Olimpia debe jugar por Olimpia, por enaltecer su rica historia, nacional e internacional. También entendemos que puede perder, porque futbolísticamente no se ha afianzado en este torneo y en los últimos dos del 2023, por lo que no sería raro que pierda. Pero lo que no se puede tolerar ni a Olimpia ni a ningún otro club es que vaya para atrás. Es de buenos deportistas dejar el alma en la cancha, hacer honor a la camiseta que uno viste. No hay “deuda moral” porque hace días el Gumarelo venció al Nacional uruguayo dejando vivo al Franjeado en cuanto a sus posibilidades de ir al Mundial de Clubes. La deuda es con la dignidad que siempre debe mostrar un equipo, un club, todo futbolista y cada dirigente. Que nadie ose manchar al fútbol. Estamos seguros de que en el otro juego tampoco Nacional dará el brazo a torcer. El profesionalismo del técnico Víctor Bernay ha de ser superior a su fanatismo al club Cerro Porteño, adicción que lo ha mostrado en su momento, incluso uniéndose a la hinchada azulgrana en las gradas. Que todos estos antecedentes y detalles caigan en saco roto y que el que se corone campeón sea Libertad o Cerro lo haga con todas las letras, sin dejar duda alguna, sin manchar el fútbol. Quedará para la anécdota el insólito caso de que los hinchas del Ciclón anhelen una victoria de su tradicional rival, algo que muy rara vez se da y que esta vez ocurre en una extraordinaria y gran excepción.
El fútbol es tan dinámico y apasionante al mismo tiempo que a veces depara estas locuras transitorias. Gane quien gane que sea con toda la ley y sin cuestionamientos.