El Chase Center de San Francisco (EE.UU.), el hogar de los Golden State Warriors, fue el epicentro del All-Star que se ha celebrado del 14 al 16 de febrero y que llegaba con una novedad importante para intentar reforzar la competitividad del domingo: un formato de ‘final four’.
Este era el enésimo giro de la NBA tras cambiar el Este frente a Oeste en 2018, hacer seis All-Star seguidos con equipos liderados y escogidos por capitanes y volver el año pasado -sin especial éxito- al duelo de conferencias.
Quizá la falta de seriedad del All-Star tocó fondo en 2024 con un resultado absurdo de 211-186 para el Este.
Por ello se optó en esta ocasión por una ‘final four’ con tres equipos formados por All-Star y un cuarto que era el ganador del ‘Rising Stars Challenge’ del viernes, donde se miden novatos y jugadores de segundo año y G League. Cada partido se jugó sin tiempo y con el objetivo de alcanzar los 40 puntos.
Tampoco funcionó. Salvo contadas excepciones como el francés Victor Wembanyama (San Antonio Spurs), que sí apretó en defensa y jugó con cierta intensidad, las dos semifinales y la final se movieron entre la pachanga, el ritmo anodino y la mediocridad en la mayoría de posesiones.
No obstante, sí hubo estrellas como Stephen Curry, quien acabó llevándose el MVP, que defendieron el nuevo formato.
“Necesitábamos un cambio, necesitábamos nueva vida, nueva energía en el juego, algo así como inesperado (...). Creo que fue un buen paso en la dirección correcta para revitalizarlo de alguna manera”, dijo Curry, que ganó el All-Star al frente del equipo Shaq’s OGs en el que destacaban otros veteranos como Kevin Durant (Phoenix Suns) o James Harden (Los Angeles Clippers).
Además, la lista de ausencias en la que ya aparecían el griego Giannis Antetokounmpo (Milwaukee Bucks) y Anthony Davis (Dallas Mavericks) aumentó a última hora con las bajas de LeBron James (Los Angeles Lakers) y Anthony Edwards (Minnesota Timberwolves).
Pausas y más pausas
Otro aspecto que lastró esta nueva imagen del All-Star fue la enorme cantidad de pausas que casi dejaron el baloncesto en segundo plano tras conciertos, chistes del presentador Kevin Hart o tributos como el que hicieron a las cuatro figuras de ‘Inside the NBA’ (Ernie Johnson, Charles Barkley, Kenny Smith y Shaquille O’Neal).
Concretamente, este largo homenaje tuvo lugar en medio de la final entre los Shaq’s OGs y los Chuck’s Global Stars y no contribuyó precisamente a la fluidez y la intensidad del partido.
“Nah, no me gustó nada (el nuevo formato), siendo honesto contigo. No sé cuál fue la reacción de los fans, pero hubo demasiados parones”, apuntó Trae Young (Atlanta Hawks).
Al menos, una de esas interrupciones dejó quizá el momento más emocionante del domingo cuando un joven fan llamado Jaren se llevó 100.000 dólares en un concurso por meter un triplazo desde el logo cerca ya del centro de la pista.
McClung y poco más
Los concursos del sábado tampoco resultaron especialmente atractivos o memorables salvo por un Mac McClung que hizo historia al convertirse en el primero que logra un triplete con tres victorias seguidas en mates.
Con solo 1,88 de estatura pero con una potencia increíble y unos muelles extraordinarios, McClung tiene muchísimo mérito y su ingenio y creatividad han salvado sin duda el concurso de mates en los últimos años.
Pero el problema -al menos en cuanto a exposición mediática y tirón entre los seguidores- es que es un jugador de la liga de desarrollo G League, específicamente de los Osceola Magic, que solo ha disputado cinco encuentros en la NBA en su carrera.
Anteriormente, el concurso de mates era todo un acontecimiento y su lista de ganadores incluye ilustres mitos de la liga como Michael Jordan, Kobe Bryant o Vince Carter.
Pero las figuras de primer nivel apenas se dejan asomar ya. Este año, los rivales de McClung fueron Stephon Castle (San Antonio Spurs), Matas Buzelis (Chicago Bulls) y Andrew Jackson Jr. (Milwaukee Bucks)
Tampoco ayudó nada para la seriedad del All-Star la farsa que idearon Chris Paul y Wembanyama (San Antonio Spurs), los primeros en competir en el concurso de habilidades y que en el obstáculo de tiro lanzaron los balones a cualquier lado, sin importar que cayeran lejísimos de la canasta, para avanzar lo más rápido posible.
¿El resultado? Descalificación inmediata y abucheos del público
¿EE.UU. vs Resto del mundo?
El All-Star no dejará California puesto que el próximo año se celebrará en el Intuit Dome de Los Angeles Clippers y, una vez más, ya han empezado los rumores sobre posibles cambios para reparar el fin de semana de las estrellas.
Uno de los más insistentes es transformar el partido del domingo en un duelo entre estrellas de EE.UU. y figuras del resto del mundo, algo que han respaldado ‘Wemby’ y Antetokounmpo.
También se ha hablado de incorporar un concurso de 1x1, una postura que apoyó por ejemplo estos días Kyrie Irving (Dallas Mavericks).
Justamente la pasada semana se celebró en Unrivaled, una nueva liga de 3x3 con algunas de las estrellas más importantes de la WNBA, una competición de 1x1 en la que se impuso Napheesa Collier (Minnesota Lynx), una idea que quizá ahora recoja la NBA en su intento cada vez más complicado de reflotar el All-Star.