Uruguay se corona campeón de la Copa América por decimoquinta vez en su historia al vencer a Paraguay por 3 a 0 en la final. En los primeros minutos Uruguay arrancó quebrantando a la defensa albirroja. En la primera jugada, Luis Suárez ya demostraba que iba a pelear todas las pelotas al trabar con Paulo Da Silva y conseguir patear al arco, donde estaba Justo Villar para salvar el arco en el primer minuto de juego. De ahí vino un tiro de esquina que determinó una clara para la “Celeste”. Centro de Forlán, cabecea Lugano y quita Villar. Del rebote, nuevamente cabecea Coates y Néstor Ortigoza salva en la línea, en una jugada muy polémica, ya que pegó en uno de sus brazos. Lo cierto es que Paraguay se quitaba un gol cantado en dos oportunidades. Muy temprano para empezar a sufrir. Pasaron diez minutos y la selección, que hoy fue dirigida por Adrián Coria, sólo consiguió un tiro de esquina, después de que Pablo Zeballos haga pegar la pelota en Coates. Nada más. Una serie de rebotes en los rechazos de la defensa paraguaya, encontró a un Suárez bien ubicado y de cara al gol. Ante la salida de Darío Verón, el delantero uruguayo enganchó y le pegó de zurda, pelota que fue desviada en la pierna del defensa paraguayo. Eso hizo que se esquine al palo derecho de Villar y que este, no pueda alcanzar. Uruguay se adelantaba en el marcador al minuto 11. Sin dudas, se tardó en reaccionar a semejante golpe. Los siguientes minutos el juego se disputó mucho en el mediocampo. Ortigoza se sentía muy presionado y no lograba ser el mismo de partidos anteriores. La imprecisión se basaba en los nervios que mantenía el equipo albirrojo luego del gol charrúa. Los uruguayos iban cortando con faltas cualquier intento de levantada de Paraguay. Sumaban tres amonestados por las constantes infracciones. Esto también inquietaba a los nuestros, porque el partido se ponía tan trabado que la pelota no llegaba a Muslera. Cuando parecía que la Albirroja iba ganando terreno y confianza, el mismo Ortigoza (que ya estaba teniendo una mala tarde) pierde la posesión del balón, cerca de la medialuna, en una desatención increíble. Roba de atrás Arévalo Ríos y genera una gran oportunidad, que se convirtió en el segundo gol celeste, tras habilitar a Forlán, quien no dudó en disparar a la red. Fue a los 41 minutos y de esta manera, la selección paraguaya cerraba un primer tiempo para el olvido. El fútbol pobre de nuestro seleccionado continuó en el segundo tiempo. Demasiadas imprecisiones en los pases que no llegaban al cansado Haedo ni al fresco Zeballos. Uruguay, sin embargo, jugaba tranquilo y con el marcador a favor. Manejaba el partido. La mejor oportunidad (del compromiso) para llegar al gol, se produjo al minuto 55 con un pase de “cuchara” de Ortigoza a Nelson Haedo, quien le pegó al arco de primera. Muslera logra manotear y el balón pega en el travesaño. Zeballos no alcanzó el rebote. Nos estábamos despertando. Vinieron dos cambios seguidos. Ingresaron a la cancha Marcelo Estigarribia y Hernán Pérez. Se retiraron Víctor Cáceres y Enrique Vera. Era muy claro el mensaje, se necesitaba profundidad en la ofensiva. Se gestaron nuevas posibilidades, pero sin continuidad. Esporádicos casos en que íbamos arriba y no se lograba concretar una jugada que meta miedo al arco rival. A los 73, Villar muestra que fue la figura de la Copa América al tapar providencialmente un tiro de Eguren que se desviaba en el camino. Eso hizo que sea más difícil para el arquero, pero este demostró que las dificultades nunca estuvieron en su camino. Uruguay desperdiciaba el tercero. Otro cambio que parecía tener un tinte agresivo y con ganas de descontar el marcador, fue el ingreso de Lucas Barrios por Pablo Zeballos. Pero, al igual que Santa Cruz en el partido anterior, duró tan solo siete minutos en el campo. Se lesionó (al parecer es un desgarro) y dejó al equipo con diez hombres. Para colmo de males, en el último minuto de partido, Forlán conquista el tercer gol del partido y de Uruguay. Un perfecto contragolpe que derivó en la última puñalada. Merecido triunfo celeste para un campeonato que lo disputaron al máximo. Paraguay, con toda la garra, llegó hasta donde pudo.
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