Y así, mientras suenan los parlantes, dos equipos paraguayos protagonizan otra semana definitoria en Copa Sudamericana.
Desde su tímido confort, los hinchas locales aguardan expectantes la hora de que el balón comience a rodar, mientras la ansiedad de a poco se va haciendo con a los verdaderos protagonistas de la escena.
Libertad y Nacional, uno con más o menos chances que el otro, visitan la ciudad de Avellaneda por el pase a Semifinales. Sitio que alberga, como pocos lugares en el mundo, a dos clubes con sus inmensas aficiones y estadios dignos de admiración: Racing e Independiente.
Una calle, trescientos metros, colores, orígenes y realidades deportivas distintas separan a ambas instituciones sobre suelo argentino. La primera conoce su cruce de pavimento más álgido en la intersección de las avenidas Ricardo Bochini y Diego Milito.
Bochini, ídolo del Rojo, es la denominación que riega la cuadra principal del barrio, mientras que Milito (referente y exdelantero albiceleste) la intersección que en principio conecta uno de los accesos del Cilindro con parte de la zona de ingreso a las plateas del Libertadores de América.
Al visitar el emblemático lugar, uno puede notar la intensidad de la rivalidad entre las parcialidades de ambos clubes. Por ejemplo, solo por y el simple hecho de molestar, una fuerte pintura colorada acompaña el nombre de Milito en el cartel señalizado. Ojo por ojo, diente por diente, Bochini se esconde tras la gama que caracteriza a La Academia.
Pequeños detalles cuyo juicio dependerá mucho de la óptica con que se mida.