A sus 37 años, Diego Lugano decidió colgar los botines. El defensor charrúa había comunicado que dejaría el deporte rey en caso de no recibir alguna oferta que lo sedujera. Y así fue. Es por eso que San Pablo, su último club, le ofreció trabajar como Superintendente de Relaciones Institucionales.
Lugano debutó como profesional en el 2000, defendiendo los colores del Nacional de su país. El mejor momento de su carrera se dio en San Pablo, equipo con el que se consagró campeón de la Copa Libertadores y del Mundial de Clubes en 2005.
Fue capitán de la selección uruguaya que alcanzó el cuarto puesto en el Mundial Sudáfrica 2010 y al siguiente año se coronó campeón de la Copa América. También jugó en Fenerbahçe, París Saint-Germain, Málaga y Cerro Porteño.