Apenas suma dos partidos en su nuevo club y Bellingham ya ilusiona a su afición. Aún es intermitente, tiene carencias evidentes en la continuidad del juego, pero su calidad es innegable y apunta a que será un jugador más que interesante.
Y, de momento, la sombra de su hermano, Jude Bellingham, no parece alargada. No hay presión que valga el jugador del Dortmund, uno de los mejores ante el Mamelodi Sandows, que hincó la rodilla por sus errores y por el acierto del equipo liderado con buen tino por el pequeño de los Bellingham.
La realidad es que al Dortmund sólo le valía la victoria después de un debut dubitativo ante el Fluminense (0-0). El cuadro de Niko Kovac debía dar un puñetazo encima de la mesa para frenar las dudas que ha generado durante toda la temporada. El Mundial de Clubes era una oportunidad única para espantar los fantasmas del curso y no podían fallar frente al Mamelodi Sandows.
Kovac no quiso esperar ni un partido más y en su segunda oportunidad dio la titularidad de Bellingham. El segundo fichaje más caro de la historia del club (33 millones de euros, sólo superado por Dembélé), se estrenó en un once para seguir el mismo camino que inició su hermano Jude hace cuatro temporadas.
El ex jugador del Sunderland tiene buena pinta; no sólo hay un parecido físico evidente con el centrocampista del Real Madrid; también son evidentes las similitudes entre ambos sobre el césped, con movimientos casi calcados pero con mucho margen de mejora para Jobe, que hasta que marcó el tercer tanto del Dortmund al final del primer acto fue en ocasiones intermitente.
Y es que el Mamelodi Sandows fue el culpable de la parsimonia inicial del Dortmund, salvado por los errores del conjunto sudafricano para firmar un marcador favorable y engañoso tras los primeros 45 minutos (1-3). De hecho, el Mamelodi Sandows se adelantó en el marcador gracias a un jugadón de su mejor futbolista, Lucas Ribeiro.
Ni siquiera se había cumplido el cuarto de hora cuando el brasileño firmó una arrancada espectacular desde el centro del campo con la que dejó atrás a Anton y a Bensebaini. No falló ante Kobel y celebró su gol número 21 en todas las competiciones esta temporada. El Dortmund, sin argumentos, se rindió a un jugadorazo que generó un pequeño incendio que apenas duró unos minutos.
En concreto, cuatro. Ese fue el tiempo que el Mamelodi Sandows besó la lona castigado por su obsesiva idea de sacar el balón jugado. Entre toque y toque, todos cerca del área, el portero Ronwen Williams dejó la pelota en los pies de Nmecha, que con toda la portería vacía subió el empate al marcador.
Williams se redimió con una buena intervención ante Guirassy pocos minutos después mientras sus compañeros mantenían el tipo y el control de la pelota llegando a picos del 60 % de posesión con la amenaza de otro de sus jugadores más llamativos, el extremo Matthews.
Sin embargo, una perdida absurda en el centro del campo dio más aire a Dortmund, que no desaprovechó otro regalo para embalar el segundo tanto. La pelota llegó a los pies de Gross y Guirassy, de cabeza, no desaprovechó un centro de su compañero para dejar al Mamelodi Sandows en una situación comprometida que se hizo más dura al filo del descanso.
Y, de nuevo, otro error, condenó al equipo sudafricano. Otra vez Williams acaparó los focos con un mal despeje al centro del área. Por allí apareció Bellingham, que cerró la primera parte con mucha calidad: amortiguó la pelota con el pecho, se quitó de encima a Allende y con un derechazo hizo el tercero de su equipo.
Aunque fue un mazazo muy duro para el Mamelodi Sandows, intentó reponerse tras el descanso. Salió dominador y Mokoena llegó a rozar el gol con una falta que salvó Kobel y que precedió al tanto en propia meta de Mudau que pareció terminar con todo.
Sin embargo, Rayners, a falta de media hora, de cabeza, celebró el 2-4. Aún había esperanza para los hombres de Miguel Cardoso, que acortó distancias en el minuto 90 por medio de Mothiba. Durante el tiempo añadido el Dortmund sufrió, pero aguantó para sumar tres puntos con protagonismo para Jobe Bellingham, que en su primera titularidad con el conjunto germano jugó a buen nivel para dejar a su equipo con cuatro puntos en el grupo F al borde de los octavos de final.
