Con todo perdido, cuando al inicio del segundo tiempo el campeón africano sub-23 se situó con 0-2, Javier Mascherano, seleccionador argentino, recurrió al delantero del Alavés, que reflotó a la Albiceleste con su ambición y su gol, y en el arreón final y en una prolongación eterna, encontró el premio a su acoso y a su fe con el postrero tanto, tras varios rechaces, incluso de la madera, del mediocampista de Boca Juniors.
La magia de Ilias Akhomach y la pegada de Soufiane Rahimi habían puesto en un absoluto compromiso a la selección argentina, que en un visto y no visto, entre el final del primer periodo y el inicio del segundo, tenía un 0-2 en contra ante un rival muy bien armado que confirmaba su ambicioso proyecto en este torneo.
El talentoso jugador del Villarreal, formado en las categorías inferiores del Barcelona y que fue incluso internacional español en los equipos ‘pequeños’ pero que finalmente se decidió por jugar con Marruecos, rompió en añicos a la Albiceleste de Javier Mascherano, víctima de su inspiración.
Tras un primer periodo equilibrado, sin apenas llegadas, en la prolongación Ilias Akhomach se inventó un bello gesto técnico, con taconazo incluido, que sirvió a Bilal Al Khannouss para que Rahimi, del Al Ain emiratí, desnivelara la balanza.
Le quedaba todo el segundo tiempo por delante a Argentina para enmendar la situación. Pero nada más reanudarse el partido, un ligero empujón de Julio Soler sobre la espalda del propio Ilias fue castigado con un penal por el sueco Glenn Nyberg que materializó Rahimi.
Marruecos había encarrilado el choque ante una Argentina que apenas había generado nada. Julián Álvarez, una de las referencias de este equipo junto a Nicolás Otamendi, Gero Rulli o Thiago Almada, no había aparecido. El delantero del Manchester City, sin balones, había pasado desapercibido, al igual que Lucas Beltrán.
Mascherano no tardó en dar entrada a Giuliano Simeone en lugar de Kevin Zenón para dotar de más llegada a su equipo. Decisión más que acertada la del ‘Jefecito’. El delantero del Alavés reactivó a sus compañeros y fue el encargado de darle esperanzas al acortar distancias a los 68 minutos.
Tres nuevas sustituciones y la postrera del ‘Diablito’ Echeverri fueron las apuestas definitivas del seleccionador argentino. La Albiceleste, volcada, tuvo sus opciones, dos muy claras, un remate de cabeza de Bruno Amione y una llegada de Julián Álvarez, pero las abortó Munir El Kajoui. Tuvo que esperar hasta la última acción, una locura de rechaces, para sellar la igualada que le permite salvar un punto cuando tuvo todo perdido.