César Azpilicueta, capitán del Chelsea, realizó un movimiento inteligente y estratégico antes del penal que dio a su equipo el título del Mundial de Clubes ante el Palmeiras.
El partido estaba 1-1 y sobre el minuto 116 del alargue llegó un penal a favor del equipo inglés tras revisión del VAR por una mano del defensor Luan.
Lo que sucedió después fue sencillamente espectacular. Azpilicueta tomó el balón inmediatamente y simuló que lo iba a patear para que los jugadores del Palmeiras, entre ellos el paraguayo Gustavo Gómez, lo presionen e intimiden a él y no a Kai Havertz, quien realmente era el que lo iba a patear.
Una vez que el árbitro despejó el área y los jugadores del equipo brasileño se alejaron, Azpilicueta le entró el balón a Havertz, quien descoló de gran forma al portero rival y puso el definitivo 2-1 que dio el título del Mundial de Clubes al Chelsea.