Tahití, subcampeona de la última cita mundialista, fue el primer equipo en llegar al territorio paraguayo el pasado miércoles para contar con un calendario más extenso de preparación que le permitiese buscar la revancha tras caer en la última fase del Mundial de Bahamas 2017.
En su primer test antes de la competición, el equipo de la Polinesia cayó derrotado este domingo por 5-4 ante la selección de Paraguay en el estadio “Los Pynandi” (pie descalzo en guaraní), la sede que albergará el torneo entre el 21 de noviembre y el 1 de diciembre.
A lo largo de toda la semana, se espera la llegada de otros de los favoritos al Aeropuerto Silvio Pettirossi de Asunción, como la selección de Rusia, campeona en dos ocasiones, o la de Portugal, que se proclamó vencedora en el Mundial de 2015.
El último equipo en aparecer en escena será Brasil, vigente campeón y cinco veces ganador del torneo, que no llegará a la capital paraguaya hasta el próximo martes, apenas dos días antes de que se inicie la competición.
A pesar de que Paraguay es un país sin playa, la organización ha levantado un estadio de 5.000 metros cuadrados con capacidad para albergar a 3.180 espectadores en la sede del Comité Olímpico, que se convertirá durante once días en el epicentro del fútbol playa mundial.
El propio presidente de la FIFA, Gianni Infantino, visitó hace dos días las instalaciones para dar el visto bueno a la cancha de arena en un acto en el que se juntó con el mandatario de Paraguay, Mario Abdo Benítez, y con el máximo responsable de la Conmebol, Alejandro Domínguez.
En el Mundial de Fútbol Playa compiten un total de 16 equipos de todos los continentes, repartidos en cuatro grupos que se enfrentarán en una fase de liguilla, antes de comenzar las eliminatorias directas.
El sorteo, celebrado a principios de septiembre en la sede de la Confederación Sudamericana de Fútbol de Luque (Paraguay) determinó que Portugal y Brasil, dos de los principales aspirantes al título, compartan el grupo D.