Nadie al comienzo de la temporada daba a los Cardenales como aspirantes a conseguir el título del ‘Clásico de Otoño’ y menos al inicio del mes de septiembre al estar nueve juegos abajo de los Bravos de Atlanta para conseguir el comodín de la Liga Nacional.
Los Cardenales, dirigidos por última vez por el legendario piloto Tony LaRussa, que luego iba a anunciar su retirada tras ganar su tercer título de la Serie Mundial, creyeron en ellos mismos y lograron el undécimo ‘Clásico de Otoño’ de su historia, solo superados por los 27 de los Yanquis de Nueva York.
Cuando todos los daban como perdedores, los Cardenales surgieron con su mejor pitcheo de relevo y bateo oportuno para sorprender primero a los Filis de Filadelfia, los grandes favoritos en la Nacional, y luego a los Cerveceros de Milwaukee por el banderín.
Los Vigilantes de Texas, en la Americana, habían dejado en el camino también a los Rays de Tampa Bay y a los Tigres de Detroit para llegar por segunda temporada consecutiva a la lucha por el título, que no pudieron conseguir porque la inspiración de los Cardenales fue superior en los momentos decisivos.
Un tejano, criado en San Luis, el desconocido David Freese, que ocupó la tercera base, iba a ser el Jugador Más Valioso (MVP) al poner siempre el bate oportuno, especialmente en el séptimo y decisivo partido, mientras que el abridor Chris Carpenter hizo también su trabajo perfecto durante toda la fase final.
Tras las celebraciones, LaRussa, de 67 años, dijo adiós a la competición después de 16 temporadas con los Cardenales y 2.728 victorias como manejador, tercero en la historia de las mayores solo superado por Connie Mack (3.731) y John McGraw (2.763).
Si los Cardenales fueron los campeones inesperados, los colapsos históricos se los quedaron los Bravos, sus peores enemigos en el mes de septiembre; lo mismo sucedió con los Medias Rojas de Boston, que perdieron el comodín de la Americana cuando tenían nueve juegos de ventaja sobre los Rays al comienzo de ese mes.
Tanto Bravos como Medias Rojas se quedaron sin el pase a la fase final en la última jornada de la temporada regular y además Boston entró en una crisis, que le costó la renovación de la gerencia, la salida al piloto Terry Francona y llegada de Bobby Valentine.
Los Filis y los Yanquis hicieron su trabajo durante la temporada regular, pero fallaron en sus series de división ante los Bravos y los Tigres, respectivamente, para generar las primeras sorpresas de octubre.
La temporada también dejó marcas individuales, pero fue la del relevista panameño Mariano Rivera, de 41 años, la de mayor repercusión histórica al convertirse en el cerrador con más salvamentos en las mayores al conseguir 603, dos más que Trevor Hoffman.
Si el apartado deportivo y de asistencia de aficionados a los campos volvió a estar en alza dentro del deporte pasatiempo nacional, el fantasma del dopaje siguió presente con el dominicano Manny Ramírez, que le costó la retirada, y luego nada menos que la del jardinero izquierdo Ryan Braun, de los Cerveceros.
Braun, ganador del premio de Jugador Más Valioso (MVP) de la Nacional, dio positivo a altos niveles de testosterona sintética en un análisis antidopaje y su caso está siendo apelado ante un mediador independiente de las Grandes Ligas.
Al margen de cuál sea el resultado, la sombra del dopaje, en una generación que se esperaba estaba limpia tras la terrible “era de oro de los esteroides” en el béisbol profesional, vuelve a aparecer.
Los efectos de la tragedia del dopaje en el béisbol tuvieron de nuevo al legendario rey de los jonrones Barry Bonds de protagonista al ser condenado a dos años de libertad condicional y 30 días de arresto domiciliario por obstrucción a la justicia en una investigación federal por consumo de esteroides del caso Balco.
Otro legendario, el exlanzador Roger Clemens, tiene pendiente también juicio por cargos de perjurio al ser acusado de mentir al Congreso sobre el uso de estimulantes, tras anular el primero.
A pesar de los casos de dopaje, las Grandes Ligas también dieron otro paso más en su lucha por limpiar el deporte de los estimulantes prohibidos y el nuevo convenio laboral, que se firmó por cinco años más, establece por primera vez las pruebas para detectar el consumo de la hormona de crecimiento humano.
El nuevo convenio garantiza a su vez la paz laboral dentro del béisbol profesional hasta la temporada del 2016 para extenderla por 22 años consecutivos sin ningún tipo de conflicto.
Donde sí lo hubo, y grande, fue en la organización de los históricos Dodgers de Los Ángeles que al final bajo el polémico dueño Frank McCourt, que lo llevó a la bancarrota, acordó con el comisionado de las Grandes Ligas, Bud Selig, su venta, que podría valer más de 1.000 millones de dólares.
Los que sí cambiaron de dueño fueron los Astros de Houston por un precio de 615 millones de dólares que pagó Jim Crane a Drayton McLaren, y recibió una rebaja de 65 millones por aceptar, a partir del 2013, pasar a formar parte de la División Oeste de la Liga Americana, donde volverá a haber 15 equipos.
El año no pudo concluir mejor para Albert Pujols, el tercera base dominicano, que lo consiguió todo con los Cardenales, incluidos dos títulos de la Serie Mundial, desde que llegó a las Grandes Ligas, pero no el contrato de sus sueños, que sí se lo dieron los Angelinos de los Ángeles al firmarlo por 254 millones de dólares y 10 años.
Pujols, que el próximo enero cumplirá 32 años y tres veces ganador del premio MVP, logró el segundo contrato más alto en la historia de las Grandes Ligas, solo superado por los 275 millones de dólares que recibió Alex Rodríguez con los Vigilantes y los Yanquis, confirmando el protagonismo de los peloteros latinos.