El número de aficionados superó significativamente al esperado, por lo que debió restringirse el ingreso y con ello se produjo la aglomeración y se multiplicó el descontento popular.
Los agentes de seguridad de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) pidieron apoyo de la Policía, lo que enfureció a unos 200 hinchas.
El entrenador Tite autorizó el acceso de los hinchas al entrenamiento de este viernes debido a que será el último que la selección en el país antes de viajar el domingo a Londres, en donde proseguirá su preparación para el Mundial.
Tite llegó a anunciar hace unos meses su deseo de que Brasil disputara un amistoso en el país antes de viajar a Rusia para despedirse de su afición, pero la idea fue descartada por la CBF. EFE