15 dic. 2024

El Mariscal López, pequeño club que catapultó la leyenda de Roberto Cabañas

Distante a 144 kilómetros de la capital paraguaya, un pueblo amenazado por el río fue el trampolín futbolístico del ídolo guaraní. El humilde club Mariscal López de Alberdi, la vidriera del goleador.

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Roberto Cabañas (centro-der) de rodillas tras un gol histórico. Foto: Archivo - Última Hora.

Por Rodolfo Areco - @RodyAreco

El aliento de vida le tocó un 11 de abril de 1961 en Pilar, Departamento de Ñeembucú, pero su camino en el mundo de “La redonda” tuvo un giro aguas arriba del Río Paraguay, en un pequeño poblado siempre amenazado por las aguas.

En Alberdi, ciudad de tierra blanca, gente amable y vecina de la hermana argentina Formosa, dio el golpe en la cancha del club Mariscal López. Al Aurinegro llegaba con 17 años como refuerzo desde el club Capitán Bado de Pilar junto con su hermano Valerio, para un duro Torneo República 1978/1979 de la entonces Liga Paraguaya de Fútbol.

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Roberto Cabañas con la camiseta del Mariscal López

La serie no favorecía al conjunto alberdeño que compartía el grupo B con Olimpia, flamante campeón, Cerro Porteño, Sol de América, Alcides González de Carapeguá y 8 de Diciembre de Fernando de la Mora.

Con un pichón de crack en el equipo y aguerridos compañeros, el Mariscal López se encargó de dar la nota y vencer a ambos colosos de nuestro fútbol por el marcador de 1-0. El 12 de noviembre de 1978 Olimpia, fue a exponer su título, pero cayó por la mínima diferencia

En el duelo con los azulgranas, disputado un 23 de diciembre de 1978, el tanto del triunfo lo hizo el joven Cabañas frente a Roberto “Gato” Fernández sobre los 27 minutos de la primera fracción. Tras el pitazo final de aquel memorable partido, el goleador fue de rodillas del centro hasta el arco norte del estadio.

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Esa tarde, Roberto deslumbró y su vida cambió para siempre. Lo quiso Olimpia, pero Cerro Porteño se adelantó y compró a “La Pantera” para 1979. Esta venta permitió a su pequeño club de origen construir las graderías, un legado tan grande que persiste hasta la actualidad. El resto de la historia es conocida, “El Mago de Pilar” se fue haciendo nombre con goles y títulos y hoy se convirtió en leyenda.

Las graderías del Capitán Bado de Pilar, construidas con la transferencia de Roberto Cabañas a Cerro Porteño.