Incluidos los más incrédulos y a los que no les gusta el fútbol, los venezolanos se preparan con el dulce sabor de verse entre los cuatro mejores del continente.
Quien diría, que después de diecinueve días de disputa del torneo de selecciones más antiguo del mundo la vinotinto seguiría en carrera mientras Argentina y Brasil, las grandes favoritas, ya no están en la competición.
El aire que se respira en Caracas y en muchas ciudades de Venezuela no es normal. Los festejos tras la victoria ante Chile 2-1 dieron un margen de sólo tres días para preparar a unos treinta millones de personas que sueñan con algo más que las semifinales.
Las principales plazas de la capital y los diferentes centros comerciales ya disponen de pantallas gigantes para seguir en directo por la televisión a los dirigidos por César Farías.
Las emblemáticas Plaza Venezuela y Plaza Alfredo Sadel de Las Mercedes de Caracas serán punto de reunión para miles de aficionados que observarán el partido ante los paraguayos, choque que pudiera ofrecerle a Venezuela la opción de llegar a su primera final.
Pero como pasa en cada mundial de fútbol cada cuatro años, los diferentes restaurantes de la ciudad caraqueña ofrecerán platos y degustaciones para poder ver a la selección venezolana el día del partido, y los vendedores ambulantes hacen su mejor venta del mes con los uniformes del equipo.
Carlos Rodríguez, uno de esos comerciantes, dijo a Efe en el centro de la capital que lleva vendido alrededor de cien camisetas en apenas dos días.
“Tengo unas réplicas muy buenas a doscientos bolívares (unos 46,5 dólares) que el público se las lleva”, comentó Rodríguez.
En otras tiendas, el uniforme oficial puede llegar a costar hasta 700 bolívares (162,7 dólares).
Muchos empleados de oficinas llegaron hoy a sus trabajos con algún implemento de Venezuela, sea camiseta, una gorra o hasta chaquetas blancas con el escudo de la Federación Venezolana de Fútbol.
Hasta la política se acerca a la selección venezolana.
El presidente, Hugo Chávez, que se encuentra en Cuba en tratamiento por el cáncer que padece, está pendiente por Twitter de su selección en cada partido del torneo, y el vicepresidente, Elías Jaua, destacó en la víspera que Venezuela se respeta también en el ámbito futbolístico.
Otros en amenas tertulias en cafés opinan que ya la Copa América no es ni la de Messi, ni la de Neymar, sino que “hoy son los Vega, Cichero, Arango, Rondón y compañía” los que mandan.
Incluso especulan con que si los ojeadores de jugadores fueron a la Copa América a ver a Argentina, Brasil o Colombia, ahora tal vez sean los venezolanos los que se revalorizarán y sean seguidos por los mejores equipos del mundo.
El fútbol venezolano de ahora en adelante no será el mismo por el “fútbol irreverente” que enseñan estos jugadores, como dijo en su momento el anterior seleccionador Richard Páez.
“Queremos que nos respeten”, apuntala ahora el seleccionador César Farías. EFE