Un Manchester United especialmente efectivo arrebató hoy en Anfield los tres puntos a un Liverpool (1-2) que queda hundido en la tabla después de que los “diablos rojos” aprovecharan sus pocas llegadas para dejar en nada un gol del inglés Steven Gerrard al inicio del segundo tiempo.
Con el primer disparo entre los tres palos de los de Alex Ferguson, en el minuto 51, el brasileño Rafael Da Silva empató el encuentro ante unos “reds” que jugaron cincuenta minutos con diez, y el holandés Robin Van Persie estableció de penalti la ventaja definitiva para los visitantes a diez minutos del final.
Tras cinco jornadas de la liga inglesa, el Liverpool queda, con dos puntos, en los puestos de descenso, mientras que los de Ferguson mantienen la segunda posición, al acecho del Chelsea, que lidera la clasificación con un punto de ventaja.
El United amenazó con arrollar al Liverpool en los primeros minutos y presionaba con medio equipo en la zona de tres cuartos del campo rival, hasta el punto de que los “reds”, que no podían más que despejar balones ante la presión de los visitantes, tardaron varios minutos en pasar del medio campo.
El empuje de los de Alex Ferguson resultó sin embargo un espejismo y, antes de los diez minutos, el juego ya había adquirido el rumbo que seguiría durante toda la primera parte: el Liverpool dominaba el balón ante un United incapaz de hilar varios pases consecutivos.
La táctica de Brendan Rodgers consistía en desactivar al portugués Nani, por la izquierda, y al ecuatoriano Antonio Valencia, por la derecha, para tratar de impedir que el ariete de los “diablos rojos”, el holandés Robin Van Persie, tuviese ocasiones para rematar.
La estrategia funcionó tan bien que el máximo goleador de la Premier la temporada pasada, aburrido de esperar en punta sin resultado alguno, terminó el primer tiempo bajando a buscar balones a las inmediaciones de su propio área, casi como un defensa más.
Los locales eran los dueños del balón, sin embargo tampoco llegaban a inquietar seriamente al guardameta danés Anders Lindegaard (el español David De Gea volvió a estar en el banquillo).
Ante la incapacidad de su equipo para atacar, Ferguson también dejó claro su camino, que no era otro que acumular futbolistas en la retaguardia para frustrar cualquier acercamiento de los de Rodgers.
El uruguayo Luís Suárez fue quien más sufrió esa nutrida defensa del United, que deshacía una y otra vez las jugadas personales con las que trataba de acercarse a la meta rival.
Al final del primer tiempo, los “diablos rojos” no habían sabido crear peligro, si bien resultaban eficaces para frenar a un Liverpool que perdió a un hombre a cinco minutos para el descanso, el inglés Jonjo Shelvey, que se ganó una tarjeta roja directa al dejar el pie marcado en la espinilla de su compatriota Jonny Evans.
A pesar de la inferioridad numérica, los “reds” dieron un golpe de autoridad al partido nada más salir del vestuario, por medio de su capitán Steven Gerrard, que controló con el pecho un balón en el centro del área y, sin dejarlo tocar el césped, conectó un disparo con la izquierda inalcanzable para el meta danés.
Los locales celebraron su tanto en el clásico del fútbol inglés formando una melé cerca de un córner, como si hubieran ganado un título.
No en vano, el de hoy era un encuentro lleno de tensión, que los aficionados de Anfield abrieron con un gran mosaico en el que reclamaban “justicia” y “verdad” respecto a la tragedia de Hillsborough, la avalancha humana en la que murieron 96 hinchas del Liverpool en 1989.
La alegría en las gradas no duró más de cinco minutos, el tiempo que tardó el United, haciendo gala una vez más de su efectividad, en empatar el encuentro con su primer tiro a puerta del partido.
El brasileño Rafael da Silva cruzó un balón desde dentro del área que se clavó en la escuadra del portero español Pepe Reina, impotente ante el tiro que equilibró de nuevo el marcador.
La puntilla para el Liverpool la iba a poner Van Persie apenas a diez minutos para el final desde el punto de penalti.
El defensa local Glen Johnson frenó el avance de Rafael hacia el área pequeña con una falta que el árbitro no dudó en señalar, y el holandés aprovechó el tiro desde los once metros para lanzar un disparo potente a la izquierda de Reina, que adivinó la trayectoria del balón pero no alcanzó a detenerlo.