“El PSG ya es uno de los mejores. Al menos en el papel, ahora hay que ponerlo en práctica”, señaló en una entrevista publicada hoy por “Le Parisien” Thiago Silva, de 28 años, quien ve a su nuevo club con más posibilidades que su exequipo, el Milán, de llegar lejos en la Liga de Campeones.
“Estoy convencido de que el PSG puede llegar más lejos que el Milán. Y no solo por Ibra. Ni él ni yo vamos a ganar un partido solos. Lo que cuenta es el grupo. La presencia de (el entrenador Calo) Ancelotti y de (el director deportivo) Leonardo también ha influido. Si no hubieran estado ahí, seguramente me habría quedado en Italia”, agregó.
Afincado aún en un hotel y sin toda la disciplina dietética que le gustaría, el compañero del sueco Zlatan Ibrahimovic y del argentino Javier Pastore reconoce que todavía no está “al cien por cien”.
No obstante, sí cree que está en el mejor momento de su carrera y no se arruga ante la responsabilidad que pesa sobre él, a la vista de los 42 millones de euros que le ha costado al PSG hacerse con sus servicios.
“Evidentemente, estoy orgulloso de haber sido el jugador más caro del campeonato francés. Nunca lo habría imaginado. Pero, de pronto, mi responsabilidad es mucho mayor. Tengo la obligación de los resultados”, declaró el defensa, quien solo ha disputado por ahora tres partidos con el PSG, segundo en la liga, por detrás del Marsella.
El francés es un campeonato al que, hasta ahora, se situaba a gran distancia en calidad y espectáculo que las grandes ligas española, inglesa, italiana o alemana, sin embargo, el defensa cree que “las inversiones del PSG van a levantar el campeonato”.
“No es el mejor campeonato del mundo, pero tampoco es el peor. Es más físico que la Serie A (italiana), donde la táctica cuenta más”, resumió el número “2" del PSG, quien se ve en el mejor momento de su carrera.
De familia humilde y mal estudiante, Thiago Silva se confiesa creyente, especialmente después de que un médico en Portugal lograra curarle la tuberculosis que amenazaba con dañarle un pulmón y apartarle de los terrenos de juego.
“Ahora nada me da miedo”, concluye.