Junto a Rodman, otros nueve miembros más, entre los que se encontraban figuras como Chris Mullin, el ocho veces campeón de la NBA, Tom “Satch” Sanders, Artis Gilmore y el lituano Arvydas Sabonis, también vivieron su gran noche de la consagración.
Rodman, que fue el último en dar su discurso, volvió a sorprender, pero esta vez no porque protagonizase algunas de su excentricidades sino todo lo contrario por mostrar el lado más humano y sentimental de una persona que sufrió desde que era niño.
El ex jugador de los Pistons de Detroit, su primer equipo como profesional con el que ganó dos títulos de liga, estuvo agradecido a sus entrenadores y pidió perdón a su familia por los defectos.
Rodman, que durante el discurso tuvo que pararse de hablar para que la emoción no le traicionase, dijo que lamentaba no ser un mejor padre, y elogió a sus entrenadores por haber sido un padre para él, después de que el suyo propio lo abandonó cuando era un niño y después nunca tuvo una relación con él.
El ganador de cinco anillos de campeón de la NBA, que utilizó dos trajes para el evento, dijo que su apariencia era todo un elemento de “ilusión”, que le gustaba porque es una persona divertida.
Rodman dio las gracias al comisionado David Stern, y a toda la comunidad de la NBA, aunque sólo fuese por haberle permitido estar dentro del edificio Naismith Memorial Basketball Hall of Fame.
Sin embargo, guardo su más profundo agradecimiento por los entrenadores Phil Jackson y Chuck Daly; el dueño de los Lakers, Jerry Buss, y Rich James, la familia que acogió a Rodman después de que su madre lo echó de la casa.
Rodman los describió a todos ellos como hombres a los que puede llamar a cualquier hora del día, que ignoraron sus travesuras y se fijaron siempre en el buen corazón que tenía.
Pidió disculpas a su madre, que estaba entre asistentes al acto y que como el resto no sabía muy bien qué esperar de la Rodman, siempre entretenido, pero probablemente no esperaba ver el lado humano e intimo que esta vez ofreció su hijo para sorpresa de todos.
Rodman dijo que él era como muchos jugadores que lucharon para llegar a cabo los proyectos y hacer algo de sí mismo.
“Lo hice, pero significó realizar un trabajo muy duro y después de superar muchos obstáculos en el camino que no lo hizo fácil”, subrayó Rodman.
Por su parte, Mullin, que fue el primero que inició el acto de introducción de los nuevos miembros del Salón de la Fama, dijo que el gran recorrido que tuvo como universitario, olímpico y profesional había llegado al final más hermoso que nunca pudo imaginarse como es vivir el gran sueño de entrar a formar parte de las leyendas de todos los tiempos del deporte del baloncesto.
Mullin, cinco veces nombrado al Partido de las Estrellas, un zurdo con uno de los tiros en suspensión más elegantes y efectivos, logró ganar dos medallas de oro olímpicas, en 1984 con Michael Jordan, en Los Ángeles y en 1992 con el “Dream Team” en Barcelona 92.
El ex jugador de los Warriors de Golden State anotó más de 17.000 puntos en la NBA, alabó todo lo que vivió en su ciudad natal de Nueva York y la aportación que hizo a la Universidad de St.Johns bajo la dirección del legendario entrenador Lou Carnesecca.
“Elegí el mejor entrenador en la mejor ciudad, y he jugado en el campo más famoso del mundo”, destacó Mullin.
La clase del 2011 también incluyó a la entrenadora Vanderveer Tara, que llevó a la Universidad de Stanford a dos campeonatos nacionales y ganó más de 800 partidos.
Otro dos entrenadores Tex Winter, el responsable del histórico ataque de triángulo con el que Jackson formó las dinastías de los Bulls y de los Lakerss de Los Ángeles, y Herb Magee, que lideró a la Universidad de Filadelfia a conseguir 900 triunfos después de 51 años en el puesto, también recibieron la consagración de entrar a formar parte del Salón de la Fama.
Mientras que el fallecido Reece “Goose” Tatum, de los Harlem Globetrotters, y la estrella del baloncesto femenino Teresa Edwards, quien ganó cinco medallas olímpicas --cuatro fueron de oro- completaron la lista de la promoción del 2011.
Vanderveer llamó a su consagración un “regreso a casa muy emocionante para mi madre, Rita,” porque sus padres se conocieron en la universidad de Springfield.
Reconocio que había ignorado las súplicas de su padre para concentrarse en las matemáticas en vez del baloncesto y aprendió todo lo que pudo de los entrenadores para en 1996 conseguir la medalla de oro olímpica con la selección femenina de Estados Unidos.
Como se esperaba a la ceremonia de inducción de Rodman y Winter al Salón de la Fama hizo que llegasen al acto ex compañeros de los Bulls de Chicago de la década de los noventa como Scottie Pippen, que asistió junto a Jackson.
Sabonis, un jugador dominante en Europa mucho antes de que finalmente llegase a la NBA con 31 años, fue presentado por Bill Walton, que lo describió como un pívot versátil de “más de dos metros de alto y tres Larry Bird”.
Para ser Gilmore, el líder de todos los tiempos en porcentaje de tiros de campo (59,9) el que completase otra noche histórica en el Salón de la Fama, que ahora ya tiene a otras 10 leyendas más.