Nadal, que el lunes aparecerá como el tercer jugador del mundo tras el serbio Novak Djokovic y el británico Andy Murray, mantuvo el buen nivel evidenciado a lo largo de la competición, que añadió a la experiencia en finales de grandes torneos frente un adversario que aspiraba por primera vez en su carrera a un éxito en un Masters 1000.
El tenista español, que sumó Montreal a los triunfos en Roland Garros, los Masters 1000 de Roma, Madrid e Indian Wells y los torneos de Barcelona, Acapulco y Sao Paulo, se mostró rápido de movimientos y permanentemente concentrado.
La presión que se creó el héroe local hizo el resto. Raonic empezó sólido con el saque. Pero después, Nadal ganó cinco juegos seguidos para dejar sellado el primer set.
No recuperó la compostura Milos Raonic, que ya afrontó el partido con otro lastre añadido. Nunca ha ganado al español. Tres enfrentamientos y tres derrotas. Ni un solo set de su lado.
Fue más complicado aún cuando comenzó el segundo con un 2-0 en contra. Nadal tenía el partido en su mano. Aún así, propinó un golpe de autoridad cuando evitó perder su saque cuando Raonic, en la única ocasión del partido, se situó con 0-40 para poder romper el saque que el español no llegó a ceder.
Rafael Nadal, que tiene entre ceja y ceja el Abierto de Estados Unidos, el próximo Grand Slam que comenzará a finales de agosto, transita por un curso con pocas dudas. Tras su reaparición, ha disputado diez finales y ha ganado ocho títulos. Perdió solo la de Viña del Mar ante Horacio Zeballos y la del Masters 1000 de Montecarlo, contra Djokovic. La precipitada eliminación en Wimbledon ha sido el único revés del español en el curso.
El triunfo en Montreal acentúa la distancia de Nadal como líder de éxitos en Masters 1000. Acumula veinticinco trofeos, cuatro más que el suizo Roger Federer, siete más que el estadounidense Andre Agassi y diez por encima que el serbio Novak Djokovic.