La selección de los ‘Tres Leones’, que no había tenido más que felicitaciones y alabanzas por ser un grupo joven, prometedor, con un gran goleador en estado de gracia como Harry Kane y un preparador meticuloso y carismático como Gareth Southgate, tiene a la opinión pública entre esas dos posturas: si fue una maniobra táctica o la prueba de su verdadero nivel.
El mismo Southgate, que aseguró antes del partido que su objetivo era ganar el partido independientemente de las cábalas sobre los rivales de la fase eliminatoria -a diferencia de su oponente, el español Roberto Martínez, que dijo a las claras que ganar “no era lo más importante"-, propuso un once con ocho cambios en Kaliningrado.
Entre ellos, reservó a Kane, su compañero en el ataque Raheem Sterling, el mediocampista con molestias de tobillo Dele Alli, los centrocampistas Jordan Henderson y Jesse Lingard, los laterales Ashley Young y Kieran Trippier, y al central Ian Walker, además de que John Stones y Harry Maguire jugaron 45 minutos cada uno.
De los nuevos mimbres que puso en liza, destacó el lateral derecho del Liverpool Trent Alexander-Arnold por su proyección ofensiva, algunos momentos de Fabian Delph y Danny Rose por la izquierda; pero se vio muy poco de los delanteros Jamie Vardy y Marcus Rashford, este último protagonista de la gran ocasión inglesa del partido, un mano a mano con el meta belga Thibaut Courtois que el portero del Chelsea desvió con la punta de los dedos.
Inglaterra tuvo posesión, pero no profundidad para llegar a la portería rival con verdadero peligro. De hecho, solo sumó un tiro entre los tres palos en sus trece acercamientos al área y en general su posesión fue más horizontal que vertical.
Frente a ella, Bélgica, también con un once totalmente remozado, hasta nueve diferencias respecto al partido anterior contra Túnez, ofreció muestras de peligro constante, especialmente por el costado derecho con las apariciones de Adam Januzaj, y con las incorporaciones en segunda línea de Maruane Fellaini y Youri Tielemans. Todos ellos, teóricos suplentes en un día de gala.
Tras el partido, Southgate destacó el aprendizaje que les ofrecía el duelo contra el primer rival de primer nivel tras Túnez y Panamá, y aseguró que las sustituciones le habían permitido dar minutos a todos los jugadores de campo de su plantilla.
Y es cierto, tan solo el delantero Danny Welbeck, con once minutos en su haber, suma menos de 80 en la escuadra de los ‘Tres Leones’. Los que más, amén del guardameta Jordan Pickford, son los centrales John Stones y Harry Maguire, que se turnaron una mitad del encuentro cada uno y acumulan 225 minutos por cabeza.
“Hemos protegido a gente para tenerlos a todos para las eliminatorias, y otro aspecto importante es que queríamos ser competitivos hasta el pitido final. Equilibrar todo es difícil, hay que tomar decisiones, pueden ser criticables pero creo que todo el mundo las entendió", manifestó el técnico tras el encuentro.
Otro efecto colateral, y quién sabe si estratégico en el planteamiento interno de Southgate, es que Inglaterra afrontará las eliminatorias por la parte baja del cuadro del Mundial de Rusia 2018, con una primera eliminatoria de octavos de final contra Colombia el 3 de junio en el estadio Spartak de Moscú.
El partido les ofrece la oportunidad de tener un día más de descanso -el primero de grupo, Bélgica, juega con Japón el día 2- y de tener un desplazamiento más benévolo, ya que el duelo entre ‘Diablos Rojos’ y ‘Samuráis azules’ será en Rostov, un viaje de norte a sur desde San Petersburgo, con dos horas y media de vuelo.
“Colombia es un rival difícil, Senegal lo hubiera sido también en una forma distinta. Es un partido difícil pero creo que es un partido que podemos ganar”, aseguró Southgate.
El entrenador calificó el duelo del día 3 como “el mayor en la última década” para los Tres Leones. En sentido estricto, lo es en cuanto a los Mundiales, ya que Inglaterra no alcanza los cuartos de final desde Alemania 2006, hace doce años.
Su siguiente rival si se ubica entre los ocho mejores equipos del mundo, saldría del duelo que disputarán en San Petersburgo Suecia y Suiza, dos rivales a priori con menos peligro que los que aparecen por la otra ruta, en la que Bélgica tendrá que medirse con el vencedor del Brasil-México.
Llevando la hipótesis aún más lejos, en semifinales podrían esperarle España o Croacia como último escollo antes de una teórica final que los ingleses solo han vivido una vez, en ‘su’ Mundial de 1966 en el que fueron campeones.
Si los de Southgate llegan a hacer realidad este supuesto, su experiencia del jueves en Kaliningrado podrá ser considerada un acierto estratégico de su entrenador. Pero, ¿y si Colombia demuestra que el 0-1 de Bélgica ocultaba una debilidad en los ‘Tres Leones’?. EFE