Murray, que se ha convertido en el primer tenista británico que llega a la final de Wimbledon desde 1938, se enfrentará en la pista central al suizo Roger Federer, seis veces campeón del Grand Slam londinense.
La proeza del tenista escocés ha revolucionado a los británicos que no han visto ganar a un compatriota en su torneo desde hace 76 años, cuando lo consiguió Fred Perry.
Tanto el “premier” británico, David Cameron, como el ministro principal de Escocia, Alex Salmond, han enviado mensajes de apoyo al tenista de 25 años.
Se estima que unos 17 millones de personas seguirán hoy a través de televisión en el Reino Unido la histórica final que ha disparado el precio de las entradas hasta las 32.000 libras (unos 40.000 euros).