El meticuloso trabajo táctico de Gerardo “Tata” Martino ha metido a Paraguay en una nueva final continental tras 32 años, aunque sea sin brillar y sobre todo sin ganar.
Parece suficiente con lo que tiene Martino: la veterana base del Mundial, con la marcada ausencia de Óscar Cardozo y la entrada de Marcelo Estigarribia, un interior zurdo desequilibrante titular hasta las semifinales, cuando entró en el minuto setenta.
Mención especial merece Justo Villar, ex del Valladolid y nuevo portero de Estudiantes de La Plata. En la tanda de penaltis de cuartos ante Brasil paró uno y en semifinales ante Venezuela, otro. Pocas veces un portero fue tan responsable de una clasificación.
Si Uruguay tiene su tridente ofensivo, Paraguay puede equiparar su ataque con Roque Santa Cruz, Lucas Barrios y Haedo Valdez, aunque no han llegado a ser titulares juntos en esta edición.
Además, una contractura dejó a Roque Santa Cruz sin cuartos y en semifinales forzó, jugó siete minutos y recayó, por lo que será una baja importante para la final.
Al equipo lo ha guiado Néstor Ortigoza, a quien su temperamento no le ha impedido imponer su criterio en el centro del campo, bien secundado por los Vera, Riveros, Barreto o Santana, éste último fue expulsado en semifinales y no estará en la gran final.
La defensa le ha dado guerra a Martino en las eliminatorias por la lesión de Aureliano Torres, tuvo que mover a Iván Piris al lateral zurdo, y la roja en cuartos a Antolín Alcaraz, aunque la presencia del comodín defensivo Darío Verón asegura la marca.
Paraguay empató sus tres primeros partidos de la primera fase, ante Ecuador (0-0), Brasil (2-2) y Venezuela (3-3), pero también sus dos choques de eliminatorias (0-0) con Brasil y (0-0) con Venezuela, los dos duelos que impulsó a Justo Villar a la categoría de héroe.
Ha marcado en dos de sus cinco partidos con un balance de cinco tantos a favor y los mismos en contra y quiere poner el broche final con su primer triunfo y con goles que no hace desde hace más de 240 minutos de juego.
El éxito de la final acompaña el buen papel del Mundial, aunque, a diferencia de su rival en la final, mira mucho el presente, ve lejos las eliminatorias para 2014 y nota ya un vacío en los jóvenes, que no estarán en el Mundial sub-20 ni en los Juegos Olímpicos de Londres. EFE