Cuando los xeneixes dejaron el estadio e iban subiendo al bus, hinchas del equipo rival comenzaron a burlarse a los gritos.
El delantero auriazul, Tanque Silva, de temperamental carácter, no soportó las cargadas y no tuvo mejor idea que bajar del bus y tomarse a los puños con los hinchas.
Lo siguió Franco Sosa y luego también el Flaco Schiavi. Así se desarrolló el incidente, en el que hubo corridas, golpes de puños, gritos y hasta balas al aire, para dispersar; según informa Ole.com.
Otros jugadores lograron luego calmar a Silva, el más furioso de todos, para luego subirlo al ómnibus y poner fin a la situación.