Avellaneda, foco industrial de curtiembre y metalúrgica, entre muchas otras actividades, guarda en sus entrañas una rivalidad sin tregua.Este elemento característico del fútbol argentino es reforzado por el enfrentamiento como el de Racing e Independiente.
Avellaneda es Racing, pero en la misma medida también es Independiente.
No obstante, el Rojo con el azul no combinan en esta ciudad. Sus hinchas se odian cuando hablan de fútbol. No se pueden ver.
Pero necesariamente se mueven juntos en la ciudad. Esta relación extraña se lleva a un clima álgido en días de partidos o en tiempo de clásicos, que obliga a dividir la cuadra con chapas, policías y con integrantes de la montada.
Quizás Gabriel y Diego Milito sean el ejemplo más contundente en los últimos años de la fisura secular reinante. Dos hermanos unidos fuertemente por el amor al fútbol, pero separados por pasiones diferentes.