En una fracción de segundos decidió aprovechar el leve adelantamiento del arquero rival y con precisión clavó el balón a sus espaldas para desatar el delirio de sus compañeros, el asombro de los rivales una tremenda decepción en el número 1.
El escocés Martin Scott, jugador del modesto Livingston, se mandó un gol de antolgía que nunca olvidará.
En una fracción de segundos decidió aprovechar el leve adelantamiento del arquero rival y con precisión clavó el balón a sus espaldas para desatar el delirio de sus compañeros, el asombro de los rivales una tremenda decepción en el número 1.