Los costos fijados por la dirigencia gumarela para presenciar el juego estelar de la jornada 3 del Apertura 2017 frente a Cerro Porteño evidencia la necesidad de poner topes definitivos a los precios de entradas. La mayor parte de la afición, protagonista central de los espectáculos deportivos, coincide en lo que es: un exceso.
Por decisiones de esta tesitura, la Asociación Paraguaya de Fútbol (APF) ya se vio obligada anteriormente a poner un techo al sector que corresponde a la gradería con un monto que no puede sobrepasar los Gs. 30.000. No obstante, los otros sitios quedan todavía a la voluntad de los organizadores, que en caso aislado, como lo señalado, sobrepasa los límites de lo coherente.
Libertad acostumbra a ejercer este derecho contra los dos equipos con más arrastre en el país. Y tenemos que afirmar que es una disposición completamente legal, pero así también ciento por ciento oportunista e injusta.
El año pasado aplicó la misma medida contra Olimpia (fecha 20 del Clausura). La dirigencia franjeada trató de llegar a un acuerdo para que bajaran los precios, pero el presidente Francisco Giménez Calvo, reemplazante de Mario Sapriza en la titularidad del Guma, comunicó que las entradas ya estaban impresas y que el pedido decano se hizo fuera de tiempo.
En esta clase de coyunturas especiales chocan dos aspectos: el interés particular de los clubes contra el interés general del fútbol paraguayo ¿Cuál es la prioridad? Nuestro torneo, que tiene un índice muy bajo de asistencia, agrega de esta manera otra barrera innecesaria que imposibilita que más gente vaya a los escenarios.
Hoy hace Libertad, pero deja abierta la posibilidad a que practiquen los otros clubes de la Primera División. Castigar de esta forma a los que dan mayor vivacidad al torneo es contradictorio y se aleja del sentido común. Y si el objetivo es salvaguardar la imagen de la competencia y el sentido general, la APF debe cerrar el círculo de la racionalización.