En entrevista a la 1080AM, Alfredo Mendoza se refirió a Salvador Cabañas después de mucho tiempo. Es más, cuando se produjo el atentado y, sobre todo, cuando comenzaron los problemas con José María González (su cuñado), encontrar al ex representante del Chava era misión imposible.
Cuatro años después, con Cabañas sin poder volver a jugar y en graves problemas económicos, Mendoza reapareció y, entre otras cosas, habló de la deslealtad del hermano de su esposa, a quien había dado una mano cuando se encontraba sin trabajo, poniéndolo al servicio del “Mariscal”.
“José María era mi hombre de confianza, pero cuando Salvador lo eligió como representante le rogué que no lo hiciera. Ya olía algo raro, como cuando, previo a un partido en el vestuario, se huele que las cosas no van a salir bien. Imagínate que cambia de representante, y es por el que trabajaba conmigo. Sin lugar a dudas, José María no fue leal conmigo”, dijo Mendoza.
EL FINAL, EN LA CALLE. “Manejé el primer contrato con el América, y después me dejó, a pesar de que le pedí dos veces que no lo hiciera. Él estaba convencido de otras cosas. A lo mejor con el tiempo ya no confiaba en mí. Lo que llegó a pasar en ese tiempo en el camino es algo de que no quiero recordar. De aquella vez nunca más hable con él ni con José María”, recordó.
También dio detalles del momento de la ruptura. “Después de la reunión que fue en su casa sin problemas, me subí al auto (del Chava) con un compañero y me bajó en una avenida desconocida (de México). Me invitó a bajar y me dijo ‘hasta acá'. Ahí me quedé perdido, nublado. Ese fue el final”.
DUEÑOS DEL MUNDO. “Lo que me pesa al final es no haber encontrado las palabras necesarias para convencerlo, a pesar de que le rogué para que no lo haga (...) Lo que pasa es que las personas, en la cima, se sienten dueñas del mundo, pero yo quería hacer con Salvador lo que siempre aconsejaban a Julio César cuando lo aclamaban: ‘eres humano’”, señaló.
“Recuerdo dos etapas de Salvador: una, la que prefiero olvidar, y otra, la del gran jugador, lo cumplido que era, tan comprometido con su trabajo (...) Lo bueno que aprendí de todo esto es a no confiar en el hombre, sino en uno mismo y seguir el camino. Si te engañan es porque vos lo permitiste”, finalizó.
Fuente: Última Hora.