A pesar de su claro dominio, el Barça marcó dos tantos de penalti, bastante protestados por los malaguistas, especialmente el primero, en el que la caída de Iniesta pudo haber sido fuera del área.
En el partido 150 de Josep Guardiola en la Liga, y a falta de dos para despedirse del Barça, su equipo no desmereció nada respecto a las mejores actuaciones que ha tenido en otros episodios de grandes éxitos. El Barça jugó un gran partido ante un Málaga, cuarto en la Liga, que poco pudo hacer, aunque se marcó unos pocos destellos de gran calidad, pero insuficientes.
El Málaga llegaba a Barcelona a arañar algo que le mantuviese en lo alto de la tabla, pero tardó en verse la cara más competitiva del equipo andaluz, bastante bajo de pulso y acorralado en su campo esperando que Rondón sacase las castañas del fuego, aunque también dio brillo a su fútbol en acciones individuales aisladas, de mucha calidad.
El Barça no dejó de ser él y, con un centro del campo con Keita, Cesc e Iniesta, controló el partido sin muchas angustias, especialmente porque la medular del Málaga no inquietó en exceso.
Pronto empezaron los problemas para el Málaga, cuando Demichelis desvió un balón y Kameni debió intervenir para evitar que se colase en la portería.
El Málaga se encontró con su primera oportunidad en un lanzamiento en la frontal tras una falta de Cesc. Duda firmó un disparo preciso y envió el balón a un palo.
Dos minutos después, Cesc conectó con poca fuerza un disparo, tras una jugada bien elaborada por su equipo dentro del área andaluza. En la acción posterior, Puyol puso el pie en un pase de la muerte de Iniesta y el Barcelona marcó el primer tanto (1-0).
El Barcelona se vio en un partido fácil. Sólo le inquietaban los destellos en solitario de Portillo o Buonanotte, incluso de Duda, que generaron inquietud entre la defensa azulgrana. El Barcelona siguió masticando el segundo gol, que parecía una consecuencia lógica del dominio que ejercía, hasta que en el 25 Adriano realizó un buen cruce para neutralizar un ataque peligroso del Málaga.
El equipo de Pellegrini insistió y en un centro de Jesús Gámez el Barça manifestó una apatía impropia en los marcajes, y de ello sacó provecho Rondón para meter la cabeza ante Puyol y empatar el partido (1-1).
El Barcelona volvió a desnivelar la balanza a su favor en un penalti dudoso, cuando Jesús Gámez hizo falta a Iniesta, en una acción que pareció fuera del área. Messi no falló desde los once metros para establecer el 2-1.
Pudo haber empatado el Málaga en un disparo de Duda que Cesc, lanzándose al suelo, desbarató, a dos minutos de la conclusión del primer tiempo.
El Málaga no tuvo un buen arranque en la segunda parte, y más cuando se encontró con otro penalti en contra, éste quizá más claro que en el de la primera parte, a pesar de las quejas y aspavientos de Duda, que interceptó por bajo a Messi cuando éste iba a disparar contra Kameni. En el lanzamiento de penalti, el argentino volvió a marcar (3-1).
Pellegrini ordenó dos cambios de inmediato y pronto hicieron efecto, ya que el holandés Van Nistelrooy estuvo a punto de marcar, pero su disparo salió fuera. En el furor del momento, Eliseu lanzó un gran disparo, pero el balón rebotó en un barcelonista.
El partido se rompió lo justo para que el Málaga perdiere el mínimo orden defensivo e Iniesta lo viese, y también a Messi pidiendo el balón en carrera. A él fue y, solo ante Kameni, el argentino lo superó y logró su triplete de la jornada (4-1).