Lu, apodado en China “silbato de oro” por su prestigio antes del escándalo, confesó haber recibido 810.000 yuanes (127.700 dólares) para manipular los resultados de al menos siete encuentros de la liga nacional en 2003, entre ellos uno en el que el ganador de esa temporada, el Shanghai Shenhua, venció por 4 a 1 al Shanghai International.
El árbitro aseguró que en ese partido el soborno se lo entregó el entonces director del comité de árbitros, Zhang Jianqiang, otro de los principales implicados en el escándalo.
Lu comenzó a declarar ayer, miércoles, día en el que también compareció ante los jueces el ex vicepresidente de la Asociación China de Fútbol, Yang Yimin, quien según relatan los medios chinos lloró amargamente en el estrado al conocer los cargos de corrupción de los que era acusado.
Un día antes se informó de que otro árbitro implicado, Huang Junjie, admitió asimismo haber sido sobornado para amañar partidos, entre ellos un amistoso jugado por el Manchester United en tierras chinas.
El 19 de diciembre comenzaron los juicios contra altas autoridades de la federación nacional de fútbol y su colegio arbitral, acusadas de compraventa de partidos y apuestas ilegales, en un escándalo que ha desprestigiado durante años el balompié del país asiático.
Más de una treintena de responsables del fútbol nacional deberán comparecer ante los jueces en el curso de esta campaña, lanzada en 2009, poco después de que el presidente chino, Hu Jintao, señalara personalmente que había que terminar con el juego sucio en el deporte con más aficionados en el país. EFE