Insólito. Pero un día los seguidores de Cerro Porteño le dieron la razón a Regis Marques. Este extraño fenómeno sucedió entre el despido de Gustavo Florentín y los nombres que sonaron como su posible sustituto. La guillotina cayó sobre la cabeza del “hijo de la casa” y creó una nueva agitación en Barrio Obrero a solo días del superclásico con Olimpia, el rival de toda la vida.
En medio de esta alteración, el agente brasileño aprovechó para renovar su crítica hacia los dirigentes de la entidad azulgrana con los que mantiene una relación deteriorada y públicamente conocida. Pero lejos de la reprobación de la hinchada, como casi siempre ocurre, hubo un sorprendente consenso.
La aceptación se dio tras un comentario del agente, que produjo como ‘feedback’ o reacción en las redes sociales una respuesta granítica del público: ¡Regis tiene razón!
¿La causa? Uno de los candidatos, que sería el argentino Gabriel Milito, pidió tiempo para considerar la propuesta del Ciclón y este hecho sirvió de argumento para que el empresario haga pública la nueva ‘imputación’ hacia la plana mayor de Cerro Porteño.
“Para que las cosas salgan bien, el técnico tiene que estar decidido a venir y ayudar”, expuso en su cuenta de Twitter (Ver aquí). En líneas generales cuestiona la falta de convencimiento, un factor clave en cada estructura del fútbol, y añade además que el elegido es alguien que no ganó nada aún en su carrera.
Más allá de esta cuestión, que tiene un índice de validez muy importante, ya que el técnico tiene que mostrarse entusiasmado con el proyecto, la diversidad de perfiles también causa confusión. De esta forma, la postura de los asesores de Zapag vuelve a estar en entredicho, resaltada en los comentarios de los propios cerristas.
Y es normal, porque cuando se ventilan muchos nombres, como sucede con el ex jugador del Barcelona, Eduardo Coudet, Pedro Troglio (estos dos últimos ya descartados), Fernando Morientes y Félix Darío León da la sensación de que se busca al azar.
En el fútbol, aún en el momento de pequeñas crisis, se premia mucho la certeza. Y este elemento ‘se percibe ausente’ en la circunstancia en la que empieza a deambular Cerro Porteño.