Ante Argentina estuvo en el ojo de la tormenta hasta sin merecerlo, en una acción que ocurrió supuestamente tras el partido.
Se lo involucró por un supuesto escupitajo que nunca se vio y luego fue ninguneado por Lionel Messi, a pesar de que este declaró no haber visto ni sentido tal agresión, pero que sus compañeros sí le comentaron del hecho.
El tema hizo que Antonio Sanabria, de él estamos hablando, la pasara muy mal junto a su familia por los despiadados ataques de los cibernautas en las redes sociales, por una acusación hasta irresponsable de un Messi que careció de humildad y que expuso a un colega de quien dijo, sobradoramente, no conocerlo cuando que ambos salieron de la misma cantera (el Barcelona) y que ya se cruzaron otras veces.
Pero unos días después, El Tony vivió la otra cara de la moneda: La alegría de convertir un gol tan necesario para la Selección Nacional, que se da justo en su reentré en la Albirroja de la que fue borrado por el cuerpo técnico anterior, sin que nadie diera una razón valedera, siendo uno de los pocos goleadores paraguayos en Europa, específicamente en Italia, donde milita en el Torino, demostrando su jerarquía.
Bien por Daniel Garnero por rescatarlo, quien había dicho que no podemos darnos el lujo de desechar soldados. Tony se convirtió en un bombero porque ni nos imaginamos lo que hubiera sido no ganar a Bolivia en casa.
Su gol dio a Paraguay la primera victoria en la Eliminatoria 2026, que hace que el ambiente sea diferente en el plantel, en el entorno y que da un oxígeno importante en la tabla de posiciones. Obviamente, no estamos conformes con la campaña.
Necesitamos que el equipo pise fuerte en todos los terrenos, seguir creciendo y sumando victorias. De esta forma se recuperará la credibilidad perdida hace bastante tiempo.
Antonio Sanabria, goleador paraguayo.
ilustración: Enzo