En su regreso después de cumplir dos años de sanción, Valverde alcanzó “en un Tour negro marcado por las caídas” el único objetivo que restaba: un triunfo de etapa, ya que del podio pronto se despidió.
El ultimo examen pirenaico vio la mejor versión de Valverde, que se hizo fuerte ante la persecución de los británicos Chris Froome y Wiggins en los últimos kilómetros del ascenso al Peyragudes para alzar los brazos cuatro años después de aquel triunfo de 2008 en Plumelec.
Froome, que subió con el freno de mano puesto para no descolgar a Wiggins, cruzó la meta junto a su jefe a 19 segundos de “Balaverde”, unos metros antes que el benjamín del pelotón Thibaut Pinot, Pierre Rolland y Van den Broecke. El puerto dejó algunas víctimas. Nibali perdió 20 segundos, pero no supuso merma alguna para conservar un casi definitivo tercer puesto final.
El azote se lo llevó el español Haimar Zubeldia (Radioshack), relegado del quinto al séptimo puesto de la general tras dejarse 3.17 minutos. Ahora tiene por delante a dos hombres del BMC, Van Garderen y Cadel Evans.
El descalabro del ciclista vasco tuvo relación directa con el abandono de su escuadra en los momentos de apuros. “Nosotros buscamos el primer puesto por equipos y no tenemos otra cosa que hacer”, dijo su director deportivo en plena etapa.
Última etapa de montaña del Tour que no cambió los papeles, pues la fortaleza del Sky es inapelable y no ofrece fisuras. El camino hacía París está expedito. No obstante, la jornada no ofreció descanso desde el banderazo de salida en Luchon. Se formó la escapada ante el inminente Col de Menté (1a), en ella se metió Voeckler, que reforzó el maillot de puntos en pugna con el sueco Kessiakiff.
Junto a Voeckler se alistó Valverde, obligado a salir del anonimato. También Menchov, otro inédito, mientras que en la subida Zubeldia ya mostraba debilidad. En el nublado descenso Nibali se metió en el furgón de cola de la escapada, lo que provocó la reacción inmediata del Sky. El italiano, para no fastidiar la fuga, levantó el pie y se adaptó al ritmo del conjunto del líder.
Fuga estabilizada y controlada en torno a los 3 minutos. Cada uno a lo suyo. Por delante estaba representado el Movistar con Valverde, Rui Costa y Plaza, y el Euskaltel con Azanza, Izaguirre y Martínez, los dos equipos en busca de la etapa. Voeckler pasó al frente en el Col de Ares y la Cota de Burn, éste último el séptimo consecutivo en Pirineos.
Movistar siguió metiendo fichas en el Port de Balès (categoría especial), el puerto que se hizo famoso en 2010 por el ataque de Contador a Andy Schleck cuando al luxemburgués se le salió la cadena de la bici. En ese escenario Costa rompió el grupo de cabeza y marchó en solitario hasta que a 3,5 kilómetros de la cima le pasó Valverde como una exhalación. Empezaba el camino hacia la gloria.
El murciano coronó medio minuto delante de Egoi Martínez y su compañero portugués, y 2.30 sobre el grupo de Wiggins, dirigido los 11 kilómetros de subida por el Liquigas. La escuadra de Nibali hizo el gasto, pero no recortó ni un segundo. Valverde se presentó en solitario a los pies del inédito Peyragudes (1ª), una vertiente del Peyresourde, ascendido la víspera.
Comenzó el proceso de selección. Basso (Liquigas) redujo el grupo perseguidor. Evans y Zubeldia desaparecieron a las primeras de cambio, y tras los ataques de Van den Broecke quedó claro que Nibali no iba sobrado de fuerzas. A 3 kilómetros de meta, y con Valverde a 45 segundos, empezó la exhibición del dúo Froome-Wiggins, por este orden.
Fromme se lanzó como una moto a por el español y sacó de rueda a Wiggins, a quien le dirigía las miradas para ver si podía seguirle. Evidencias de la superioridad del gregario sobre el líder, pero reprimida por la disciplina de equipo, que eliminó la posibilidad de que fuese Froome el vencedor de la etapa.
La maniobra le vino de maravilla a Valverde, que ya “iba muerto”, pero el murciano gestionó con éxito un puñado de segundos. Los que le llevaron a su reencuentro exitoso con el Tour de Francia.
“Una victoria especial después de la suspensión. He demostrado que sigo ganado tras la inactividad. Llevaba dos años trabajando por un triunfo como este”, señaló Valverde, quien fue un mar de lágrimas en la meta mientras se abrazaba a su mujer e hijos.
Un reencuentro con el Tour del ciclista de Las Lumbreras. “Las caídas y la mala suerte”, dijo, llegaron a minarle la moral. Llegó a luchar por el podio y terminó por salvar la carrera con el recurso de un triunfo de etapa, para él y para el Movistar, inadvertidos hasta el momento que Valverde cruzó la meta de Peyragudes.
El ganador de la Vuelta 2009 y de la Lieja Bastoña Lieja en dos ocasiones, sumó la quinta victoria de la temporada, la de su regreso. Para el recuerdo quedará su exhibición, y también la catarata de preguntas sobre su sanción por dopaje y su compromiso contra el dopaje. En ese terreno, Valverde se sintió más incómodo que sobre la bicicleta, aunque fuese “muerto de miedo” por si le alcanzaban los británicos.
El Tour, a falta de la contrarreloj del sábado, queda sentenciado. Wiggins ya divisa París, y sus escoltas en el podio serán, salvo sorpresa mayúscula, su escudero de lujo Chris Froome y el “Tiburon” Vincenzo Nibali.
Carlos de Torres