Por Nicolás Benítez. Tw: @NicoBen88. nicolas-benitez@d10.com.py
Duele decirlo, duele presionar estas teclas para escribir una crónica que venía siendo anunciada con un Paraguay muy por debajo del nivel de una selección que busca clasificar a un Mundial. La Albirroja cayó goleada por 4-1 ante un Ecuador muy superior en todas las líneas, que rompe la ilusión de los 7 millones de paraguayos que soñaban con ir al Mundial más cercano de los últimos tiempos. Tan cerca, tan lejos…
Ecuador se burló de Paraguay, lo superó siempre. Tuvo una figura clave como Jefferson Montero, la pesadilla paraguaya en tierras quiteñas, la pesadilla que terminó con romper el boleto paraguayo a Brasil 2014.
En la previa hablábamos de un empate que tal vez no servía, menos una derrota, como anunciando lo que podía pasar este martes en el Atahualpa, donde el tanto de Luis Nery Caballero no fue más que una mentira a la realidad paraguaya que solo sumó 8 de los 33 puntos posibles en todo el camino –cortado- al Mundial.
Si bien Luis Nery abrió el marcador, Felipe Caicedo, Jefferson Montero (dos goles y la figura) y Cristian Benítez dieron la cachetada a Paraguay; esa que dice “despertate, date cuenta: no te vas a ir a Brasil”. Eso pasó, y dolió, pero estaba anunciado.
FÚTBOL. ¿Cómo hablar de fútbol, si no tuvimos fútbol? El del fútbol fue siempre Ecuador, fue siempre el rival de turno de un Paraguay al que le es imposible hacer tres toques seguidos, en todos los partidos, en todos…
Este martes volvió a pasar lo mismo, la selección de Gerardo Pelusso no hizo nada y, como quisieron hacernos creer en la previa, no bastó esa garra que los medios a veces utilizamos a favor para mantener viva una ilusión, pero este martes ni eso sirvió. No hay nada.
CRÓNICA. La Albirroja entró a hacer un primer tiempo inteligente en el Atahualpa, esperando a un Ecuador que se presuponía iba a entrar con todo el vértigo que lo caracteriza aprovechando la localía, la altura… Pero esos primeros minutos vieron al equipo de Reinaldo Rueda sin apuros, más bien tocando el balón en su campo, como sabiendo que con los minutos iban a encontrar la superioridad. Paraguay obviamente no se apuró y buscó adaptarse al campo, al ambiente y a los 2.800 metros sobre el nivel del mar.
PRIMERO, BIEN. En principio, el medio albirrojo estuvo bien, cortando la circulación del local, buscando a Luis Caballero arriba para intentar retener el balón y esperar la proyección de algún compañero, haciendo prácticamente de pívot.
Paraguay también apostó a buscar faltas para aprovechar a Víctor Ayala, ya sea con un remate al arco o un buen centro buscando la cabeza de los atacantes. Y fueron muchas las faltas sancionadas por Ricchi, lastimosamente Ayala estuvo flojo a la hora de ejecutarlas.
ILUSIÓN PASAJERA. Y para sorpresa de muchos, llegó el tanto apertura en el marcador. Luis Nery se encontró con el balón luego de unos rebotes y sacó el remate que fue desviado levemente por Édgar Benítez. Gol paraguayo a los 14’ y a... ¿festejar?
ALUVIÓN. Y sobre todo a esperar, porque Ecuador despertó tras el tanto de Caballero y salió con todo, presionando especialmente por izquierda, con Jefferson Montero que estuvo incontenible, generando varias jugadas, proyectándose y dando un verdadero dolor de cabeza a Iván Piris, Pablo Aguilar y a toda la hinchada paraguaya. Vértigo, velocidad, proyección, verticalidad… Una pesadilla fue Montero por su zona y Paraguay lo sufrió.
La contención ya no era la misma y la defensa paraguaya reflejó su debilidad. En el medio, Fidencio Oviedo no estuvo claro, distribuyó mal las pelotas; unas al rival, otras afuera. Riveros tampoco fue el mismo, Richard Ortiz no mostró mucho al igual que Ayala. El Pájaro y Luis Nery arriba empezaron a estar lejanos al sector donde se jugaba el partido. Por el otro margen, el izquierdo paraguayo, Miguel Samudio controló bien a Valencia.
Y Montero, el ambidiestro que mareó a Piris, el pulmón ecuatoriano, fue derribado por el jugador de la Roma; Walter Ayoví ejecutó el tiro libre con un centro que Felipe Caicedo la mandó a guardad, de cabeza, en lo que, hay que decirlo, fue un empate justo para los locales por cómo se daba el partido, sobre 37 minutos.
Incluso, Ecuador pudo llegar al segundo tanto, pero amarillos y albirrojos fueron a vestuarios con el empate a uno para que Gerardo Pelusso pensara en los cambios para contrarrestar tanta presión.
Y Víctor Topo Cáceres ingresó por Richard Ortiz en la Selección Paraguaya, mientras que los locales mantuvieron los mismos once.
NADA CAMBIÓ. Pero la sustitución no sirvió de mucho pues rápidamente la figura del partido, Montero, se hizo sentir tras una pelota en profundidad y cruzó un remate imposible para Barreto, los 50’. La eliminación tempranera en tierras quiteñas se mostraba más viva que nunca ante un Paraguay más muerto que otra cosa.
Más aún luego de que nuevamente Montero bailara a Piris y sacara un centro para que Cristian Benítez amplíe el marcador de cabeza, ante la nula acción de Barreto. Tristeza y desilusión paraguaya que sabe que el Mundial está perdido.
Pelusso, como queriendo encontrar un culpable, sacó a Piris y metió a Nelson Haedo, cuando el que debía dejar el campo era Víctor Ayala. La Selección Paraguaya, a la desesperada, salía a buscar el empate en la altura, dejando sin marcador al más peligroso jugador ecuatoriano, Montero.
DIFERENCIA. Paraguay está último en las Eliminatorias, fiel reflejo de la falta de resto físico, reacción ante la adversidad y, por sobre todo, fútbol. No puede hacer tres toques seguidos y menos frente a una de las selecciones que está invicta de local y en los primeros lugares de la tabla.
Era claro, con la salida de Piris y sin marcador, Montero volvió a desequilibrar a toda una defensa y puso el cuarto gol, arrollando a una selección que no tuvo reacción.
Más no se puede escribir, porque claro, el corazón también está golpeado, así como lo estuvieron en Quito los jugadores, que vieron cómo corrían los minutos hasta el final del partido, cómo el vecino país se ve cada vez más lejano.