Por Àlex Cubero, de EFE
Como aquella otra vez, Tello recibió escorado, fintó y encaró al meta. Podría haber disparado, como el pasado marzo ante el Milan, cuando recibió una severa bronca de Messi tras un error ante la puerta, pero esta vez no. Alzó la mirada y halló a Leo, quien con un sentido abrazo pareció dar por fin su beneplácito al canterano.
Si Messi fue letal en la remontada ante el Spartak de Moscú (3-2), Tello acabó siendo la pieza vital de un Barcelona aletargado. El extremo catalán abrió el marcador con un magnífico tanto y, tras una aún mejor jugada, regaló la asistencia del empate. Fue, con permiso de la ‘Pulga’, el mejor jugador azulgrana.
Puede que su dorsal 37 indique que aún sigue siendo jugador del filial, pero Cristian Tello (Sabadell, Barcelona, 1991) es de facto miembro de pleno derecho del primer equipo azulgrana, al que llegó la temporada pasada gracias a Pep Guardiola y a la plaga de lesiones que azotaba a la delantera azulgrana.
Sin embargo, aquella chispa inicial que le ayudó a marcar a los nueve minutos de su estreno en Liga ante el Villarreal, o que le erigió en revulsivo habitual gracias a su desborde, verticalidad y velocidad, fue menguando a final de temporada, especialmente tras el Clásico en el que el Barça dijo adiós a la soñada remontada liguera.
Titular inesperado en aquel trascendental partido, el canterano desperdició varias ocasiones claras de gol que envió, literalmente, a la grada. Pese a ser de los pocos destacables aquella tarde, la sorprendente apuesta de Pep acabó sabiendo a experimento fallido.
Peor aún fue la evidencia de que Messi, monarca absoluto del juego azulgrana, dispuesto a no dar tregua en la lucha por los títulos y el cetro mundial con Cristian Ronaldo, no conectaba con el descaro juvenil de Tello, ya fuera por su juego o su carácter.
Unas pocas semanas antes ya le había reprochado sonoramente sobre el césped de San Siro aquella fallida acción. “Es normal que nos echen bronca a veces. Bueno, que nos corrijan, bronca tampoco”, opinaba el también canterano Isaac Cuenca. “Nos ayuda a seguir mejorando y a levantar la cabeza y ver esos pases que aún no vemos”, añadió.
Poco faltó para que Tello, no obstante, abandonara el barco. Novias no le faltaron, siendo objetivo de equipos como Atlético de Madrid, Liverpool o Valencia. Y el Barça no veía con malos ojos una cesión.
Pero el jugador se negó a abandonar su sueño por segunda vez. Llegado al Barcelona con doce años, alcanzó a marcar 64 goles en una temporada como delantero centro, pero su progresión se estancó y se vio obligado a abandonar La Masia.
Tras un año en la Damm, fichó por el juvenil del Espanyol y ascendió al filial blanquiazul, donde recibió ofertas del primer equipo, Villareal, Real Madrid y, de nuevo, el Barça. No se lo pensó y optó por regresar al filial azulgrana, en Segunda División.
Por eso, este miércoles, ante un Spartak que había dado la vuelta al partido y extendía la sombra de la derrota en el estreno en Liga de Campeones, el extremo no dudó en levantar la cabeza y ver ese pase que en aquella ocasión no escogió. Una de esas segundas oportunidades que otorga el fútbol cuando uno menos se lo espera.
Buscó a Messi y, tras el gol, Messi le buscó a él. La estrella corrió a abrazarle en la celebración, antes que nadie, gesto que no pasó desapercibido. Lejos de quedarse en eso, camino del círculo central, el argentino no dejó de dirigir la mirada hacia su compañero, al que volvió a agradecer el pase chocando sus manos.
Con contrato hasta junio de 2013, la renovación de Tello es inminente y todo apunta a que podría darse en los próximos días. De momento y a falta de cerrarse, el abrazo de Messi pareció dar su aprobación. EFE