La Procuraduría informó que le envió hoy una “recomendación” a la alcaldía y a la Federación de Fútbol del Estado de Río de Janeiro en la que les pidió que suspendan el retorno del Campeonato Carioca “hasta que sea garantizado por los órganos de salud la caída del número de casos de contaminación y de muertes por COVID-19".
En un encuentro que tuvieron el pasado domingo, el alcalde de Río de Janeiro, el pastor evangélico Marcelo Crivella, y representantes de la Federación y de 14 de los 16 clubes que disputan el Campeonato Carioca acordaron que los equipos pueden reiniciar entrenamientos en la primera semana de junio pese a las medidas de distanciamiento social adoptadas para hacer frente a la pandemia.
Ambas partes afirmaron que en una futura reunión negociarán el posible reinicio en junio o julio del Campeonato Carioca, suspendido en marzo cuando le faltaban dos jornadas.
El reinicio del fútbol es presionado principalmente por Flamengo, el club más popular de Brasil y vigente campeón brasileño y de la Copa Libertadores, que volvió a sus entrenamientos la semana pasada pese a que las prácticas están prohibidas por la alcaldía.
Los dirigentes del Vasco da Gama también defienden un reinicio del torneo en breve mientras que los de los otros dos grandes clubes de Río de Janeiro, Fluminense y Botafogo, han dicho que su prioridad es la salud de los jugadores y de los aficionados.
La Procuraduría, sin embargo, considera que sólo cuando se constate una clara reducción de la curva de contagios de COVID-19 será “posible y recomendable la flexibilización de forma segura de las normas de aislamiento y distanciamiento social, con la retomada de las actividades no esenciales”.
Para el Ministerio Público, incluso si el torneo es reiniciado sin público en los estadios, el típico atractivo de los eventos deportivos “fatalmente incentivará las aglomeraciones de personas en los alrededores de los estadios en días de partidos y la violación a las reglas de aislamiento social y otras medidas de prevención”.
De esa forma, agrega, el reinicio del torneo “puede genera riesgo a la vida y a la salud de los hinchas” aunque no tengan acceso al estadio.
Río de Janeiro, que este martes registró un récord de 251 muertes diarias por COVID-19 y ya acumula 4.856 víctimas (más que China), es uno de los estados más afectados por la enfermedad en Brasil, el segundo país con más contagios de COVID-19 en el mundo (411.821) y el sexto con más muertos (25.598).
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, uno de los gobernantes más escépticos sobre la gravedad de la pandemia y que defiende la inmediata normalización de todas las actividades, también presiona para que los torneos de fútbol se reanuden.
La semana pasada, tras una reunión en la que discutió el asunto con el alcalde de Río, Bolsonaro dijo que el Ministerio de Salud apoya el retorno del fútbol, inicialmente sin público, y que la mayoría de los futbolistas también es favorable.
El gobernante ya había alertado que, sin patrocinios, público y transmisiones de televisión, los equipos de la segunda división van a “quebrar” y los de primera, como Flamengo y el Palmeiras, “con nóminas mensuales de quince millones de reales (unos 2,6 millones de dólares)” pasarán por problemas financieros.