El resultado de ese partido, el pasado 5 de septiembre en Asunción, fue un verdadero jarro de agua fría para la Albirroja, que ahora es séptima con 21 puntos y a tres de la repesca.
Y es que Paraguay está obligada a ganar a Colombia, el 5 de octubre en Barranquilla, y a Venezuela, en casa el 10, si pretende regresar a un mundial en el que no participa desde Sudáfrica 2010.
A esos complicados compromisos se suma que, en caso de superarlos, Paraguay dependerá de otros resultados para disputar la repesca, que sería contra Nueva Zelanda.
La segunda derrota contra Uruguay, que antes venció por 4-0 a Paraguay, marca un antes y un después en el rendimiento de Paraguay, dentro de una eliminatoria que también podría dividirse en dos periodos: el del técnico argentino Ramón Díaz y el del su sustituto, el paraguayo Francisco Arce.
La llegada de Díaz llenó de ilusión a la afición, que fue paciente con el argentino en su debut, con dos empates en marzo de 2016, contra Ecuador (2-2) y Brasil (2-2).
Díaz se bajó del barco tras los malos resultados en la Copa América de ese año. Asumió el mando Arce, que ya había entrenado a la selección, pero de la que fue apeado tras no lograr la clasificación para el Mundial de Brasil.
Y lo hizo a lo grande al vencer en Asunción a Chile (2-1), en septiembre del pasado año. Sin embargo, la alegría se tornó en decepción podo después, cuando Paraguay cayó ante Uruguay, en Montevideo por 4-0, y luego ante Colombia, en Asunción y por 0-1.
El enfermo experimentó una recuperación temporal al vencer en campo ajeno a una Argentina que jugaba sin Lionel Messi (0-1).
Tras la gesta en tierras gauchas, la Albirroja emprendió un camino cuesta abajo y sin frenos, al caer goleado y en su cancha ante Perú (1-4), y luego ante Bolivia (1-0) en La Paz.
Resucitó en marzo de este año ante Ecuador, aunque después fue barrida por Brasil (3-0).
Vino después una seguidilla de amistosos que la desnudaron y pusieron en evidencia el proyecto de Arce.
La selección hacía aguas y el pasado agosto se redimió ante Chile (3-0), pero a principios de septiembre Uruguay, otra vez su verdugo, le daba la puntilla (1-2).
Y con ello volvían las críticas hacia Arce, a quien perfilan como un técnico que no sabe leer los partidos en función de los avatares de juego, y que tampoco ha sabido cohesionar un bloque que devuelva la “garra guaraní" que se le reconoció a la Albirroja en el pasado.
Han brillado por tanto las individualidades, entre ellas las del delantero Almirón, el héroe del encuentro con Chile y considerado el mejor del bloque, y el atacante Ángel Romero, del Corinthians.
Pero Almirón no estará ante Colombia por lesión. Le sustituirá Antonio Sanabria, la esperanza de Paraguay en un encuentro en el que deberán “jugar el partido de sus vidas”, como lo dijo Arce. EFE