A sus casi 31 años, Federer aspira a conquistar en Londres su séptimo Grand Slam sobre hierba y a desbancar al serbio Novak Djokovic como número uno del mundo.
El suizo, que ya es el jugador con más grandes torneos en su palmarés (16), aún pretende ampliar su espacio en los libros de historia del tenis, e igualará, si gana, dos récords en posesión hasta ahora de uno de sus ídolos, el estadounidense Pete Sampras: Siete títulos de Wimbledon y 286 semanas como número uno del mundo, que luego puede ampliar aún más.
Federer encabezará la lista en la próxima actualización del ránking de la ATP si logra superar a Murray, exactamente un año después de que Djokovic le arrebatara el primer puesto al español Rafael Nadal en el mismo escenario.
El serbio y el mallorquín han copado las finales de Grand Slam en los últimos tiempos, pero eso no ha hecho perder la paciencia a un Federer que ha sabido esperar su momento.
El suizo no gana un gran torneo desde principios de 2010, cuando se impuso en Australia, y se clasificó para su última final a mediados de 2011, sobre la tierra batida de Roland Garros.
Federer, sin embargo, no ha perdido la confianza en su juego elegante y su muñeca casi mágica, a pesar de que sus condiciones físicas no son las mismas que cuando tenía 25 años.
“Incluso después de caer el año pasado en los cuartos de final de Wimbledon, nunca he dudado de mí mismo. Fue duro aceptar aquella derrota pero, por fin, vuelvo a estar en la final”, sostuvo el suizo tras doblegar a Djokovic en semifinales.
Al otro lado de la red, el actualmente número tres de la ATP tendrá a Murray, cuatro veces consecutivas semifinalista en Wimbledon, que este año ha sabido aprovechar la ausencia de Nadal en la parte baja del cuadro para plantarse por vez primera en el último encuentro del campeonato.
El tenista de Glasgow alcanza su cuarta final de Grand Slam (ya había jugado el último encuentro en Australia -2010 y 2011- y en Estados Unidos -2008-), y luchará para levantar su primer título en un gran torneo.
Murray ha ganado 349 partidos y 22 finales individuales en su carrera, pero nunca una de Grand Slam, en parte debido a la presión a la que le somete el público británico, que ve en él al único tenista capaz de dar una alegría a un país que sufre una seria sequía tenística.
Federer se imagina que jugar de local puede ser más una desventaja que un aliento para el británico y espera aprovechar la ocasión: “Siempre he dicho que, en cualquier país, me encanta jugar con el héroe local, y eso es exactamente lo que Murray es en Wimbledon”, dijo el suizo.
El escocés, por su parte, trata de sacudirse la presión y, tras superar al francés Jo-Wilfried Tsonga en las semifinales, el viernes, aseguró que no tiene nada que perder en la central del All England Club.
“No siento la misma presión que si jugara contra otro tenista porque Roger (Federer) mantiene un récord en Wimbledon en los últimos diez años impresionante. La verdad es que no tengo nada que perder. Es un gran desafío, un partido donde nadie espera que gane pero en el que, si juego bien, puedo lograr la victoria”, considera Murray.