Infantino fue elegido por aclamación después de que el Consejo aprobara en París una modificación de los estatutos de la federación para establecer que cuando solo haya un candidato este sea escogido así.
Hace cerca de un año, Infantino anunció que optaría a un segundo mandato para continuar con su empeño de transformación de una federación que “estaba muerta” cuando llegó, y este miércoles celebró que en este tiempo la FIFA haya dejado de ser “tóxica, casi criminal”, para erigirse en un ejemplo de transparencia.
“Amo el fútbol y trabajo duro. Me comprometo a seguir amándolo y trabajando duro. Con vosotros y para vosotros, por y para el fútbol. ¿Qué va a pasar en estos próximos cuatro años? Habrá que seguir trabajando”, dijo en su discurso de agradecimiento.
Infantino, de 49 años, se comprometió también a reformar el sistema de traspasos, a hacer incluso una “revolución al respecto": “Lo necesitamos. Es una cuestión de imagen del fútbol”, apuntó.
El dirigente suizo abogó igualmente por ahondar en el rol social de su organismo, invertir en educación y aprovechar el impulso del Mundial de fútbol femenino, que empieza este viernes en París, para reforzar ese deporte, “que es un deporte en sí mismo, y no un copia y pega del masculino”.
Infantino consideró que la FIFA “es sinónimo en la actualidad de modernidad, unidad o liderazgo” y se marcó entre sus próximos objetivos apostar por la transformación digital.
“Viva el fútbol y viva la FIFA”, concluyó en un discurso en el que, contento, agradeció la confianza otorgada por las distintas federaciones: “Gracias a todos los que me quieren y a los que me odian. Hoy amo a todo el mundo”, bromeó dando cita a los congregados para el Congreso del año que viene en Adís Abeba.