El exfutbolista uruguayo Fabián O´Neill falleció este domingo en Montevideo a los 49 años tras haber sido ingresado de urgencia en un Centro de Tratamientos Intensivos.
Nacido en la ciudad de Paso de los Toros en octubre de 1973, O´Neill comenzó su carrera profesional defendiendo al Nacional entre 1992 y 1995.
Enseguida partió a Italia donde defendió al Cagliari en el período 1996-2000 y al Juventus entre 2000 y 2001.
En ese último equipo fue dirigido por el reconocido entrenador Marcelo Lippi, mientras que fue compañero de destacados futbolistas como su compatriota Paolo Montero, el centrocampista Antonio Conte, el neerlandés Edgar Davids, el italiano Alessandro Del Piero y el francés Zinedine Zidane.
Más tarde el uruguayo pasó por el Perugia y nuevamente por el Cagliari, para luego retornar al Nacional en la temporada 2003.
En ese último año O’Neill jugó -entre encuentros amistosos y oficiales- once de los más de 100 partidos en los que defendió la camiseta tricolor y anotó un tanto de tiro libre ante el brasileño Santos en un encuentro correspondiente a los cuartos de final de la Copa Libertadores.
Finalizada esa temporada, el futbolista le puso punto final a su carrera a sus 29 años.
Por otra parte, O’Neill disputó 19 partidos con la selección uruguaya, el primero de estos en la Copa América de 1993 frente a Estados Unidos y el último ante China en un amistoso jugado en 2002.
Además, formó parte de la plantilla que defendió a la Celeste en el Mundial de Corea-Japón 2002, aunque una lesión no le permitió sumar minutos en dicho torneo.
En 2020, O’Neill había sido internado por un cuadro de cirrosis y durante su estancia en el centro médico -según contó en ese momento una de sus hijas a la Agencia EFE- el exfutbolista recibió el apoyo de Zidane.
La emotiva pero a la vez cruda carta de despedida de una de sus hijas
Que estés en paz papá.
hace tiempo ya habías perdido la chispa, la alegría y tu esencia única.
Cada vez te veía más triste, más enfermo, con los ojitos perdidos, la mirada caída, tu físico que siempre fue tan fuerte, cada vez más débil y deteriorado. me dolió escucharte decir alguna vez “no quiero vivir más” en tus pocas horas de sobriedad.
Deseo también que tu recorrido en esta tierra sirva para entender más sobre el alcoholismo, está enfermedad que te sedujo a vos y a todo tu dolor desde chiquito, que se llevó todo.
Siempre quise entender que era eso tan fuerte que sentías y no podías lidiar, que era eso que necesitabas ahogar literalmente cada día de tu vida en vasos de alcohol. Lamento mucho ese dolor pa, lo lamento en el alma desde siempre, ojalá no te hubiese tocado, pero todos vinimos a esta tierra con nuestras luchas y se ve que tu sensibilidad no soporto tanto.
Hace más de 10 años que los médicos nos dan informes negativos y nos contabilizan tus meses de vida. Hace ya 10 años que perdí la esperanza, pero nadie NUNCA se prepara para este duelo. Y no podía ser de otra forma, el día menos esperado pero a la vez poco me sorprende, siempre llamaste la atención y cada vez que aparecías se hablaba de vos así que digno de un 25 de diciembre loquito.
Lo más importante: te perdono pa, te juro que te perdono. Ojalá lo hayas podido sentir en mi despedida, cuando con mamá te agarramos la mano (qué regalo más lindo tenerlos a los dos ahí una vez más) espero que hayas sentido la calma que quise transmitirte entre tanto caos de emociones.
Gracias por darme la vida, por dejar dentro de mi tanto tanto tanto de vos, porque me siento muy identificada y tocas cada parte de mi personalidad. Hay mucho de Fabian dentro de esta Marina y puedo prometerte que todas cosas que amo de mí, y que me reconocen como cualidades o virtudes. Me enorgullece lo querido que sos, lo amado por todos. Te vamos a recordar toda la vida con tu bondad, tu generosidad al mango, la humildad que te sale de los poros, tu desapego con la plata, tu luz, tu mirada pilla y tus talentos. Te amo para siempre y ahora sé que no solo “hasta la muerte” cómo me decías, sino que mucho más.