A más de 1.700 kilómetros de Asunción, instalado en su base de entrenamiento en Río de Janeiro, en el Club Botafogo, Javier Insfrán atendió amable y alegre a Última Hora. Transmitió sensaciones de optimismo y seguridad, a solo tres meses de su bautismo en los Juegos Olímpicos, en París, en julio próximo.
El deportista de 24 años hizo primero una retrospectiva para valorar el boleto de clasificación que se encuentra en su poder desde el mes pasado. “Es una locura. Tampoco dimensionaba lo que estaba logrando. De buenas a primeras como que no caía ficha, era como todo muy nuevo, después empezó a iluminarse el camino de qué es lo que se viene”, destacó.
Ahora ya siente las sensaciones del gran evento y lo está viviendo con “mucha determinación” y “mucho compromiso con el país” para intentar dejar huellas en las aguas del moderno Estadio Náutico, en Vaires-Sur-Marne, en donde se correrá la regata olímpica.
“Mi idea es buscar un resultado histórico para Paraguay. Muchas veces se dice que solamente clasificamos y solo nos vamos a participar; mi idea es cambiar eso, poder demostrar que Paraguay se va a competir de igual contra quien sea”, sostuvo.
Hermético para hablar de resultados específicos, el palista guaraní se enfoca en entrenar sin pausa luego de su reciente participación en la Copa del Mundo, “en evoluir, en dar kilometraje al bote y en sacar cada segundo al cronómetro”.
“No soy muy fan de ponerme objetivos de resultados como tal, porque será una consecuencia de lo que haya hecho y también de lo que salga en el día de la competencia. El remo es un deporte al aire libre, tiene muchas variantes y cuestiones que uno no domina”, enfatizó.
DEJÓ EL FÚTBOL POR EL REMO
El atleta de single senior masculino, cuarto y sexto lugar en los Juegos Panamericanos, y décimo en un Mundial Sub 23, medallista en los Juegos Odesur y Bolivarianos, entre otros logros, reveló cómo cambió la pelota y los botines por los botes y los remos.
No siempre fueron las palas las que impulsaron su carrera, tal vez por proceder de una familia en la que la cultura por el deporte en general fue inculcada como un mandamiento.
“Los veranos me pasaba en el Sajonia haciendo de todo: natación, futsal, fútbol de campo, básquet, vóley, hándbol... Es lo que mamé en casa”, apuntó el hincha de Libertad, que tiene al hermano mayor jugando al futsal, en Olimpia y, al más chico, en la Reserva de Cerro Porteño.
Sin embargo, su historia con el remo inició a la edad de 14 años. Se encontraba en la Selección Sub 15 de futsal, y en el Club Nacional entrando en las Divisiones Inferiores. “Tenía que elegir”, sostuvo.
Intentó quedarse en la Academia, pero al final no prosperó por diversos motivos. Continuó en el fútbol chico por un tiempo, hasta que un día, por curiosidad, entró en contacto con el remo por invitación y desde aquel fin de semana ya no hubo vuelta atrás.
“Lo probé, me enamoré y me quedé con el remo. Seguía jugando futsal con Sajonia, pero seis meses más tarde me dice mi entrenador: ‘Tenés que decidirte’, y bueno no fue una decisión muy difícil”, refirió el atleta olímpico.
“Paraguay necesita cambio de chip”
Insfrán, que cuenta con el respaldo del Comité Olímpico paraguayo (COP), por ser integrante de la Elite Deportiva Paraguay, se mostró un poco indiferente para dar una opinión contundente sobre si el remo paraguayo se encuentra en su época de mayor esplendor.
“Creo que nos falta un montón todavía, no creo que estemos en la cúspide en nada, ni siquiera en el remo, hay mucho trabajo por delante. Paraguay necesita un cambio de chip urgente, con eso vamos a llegar a mayores y mejores resultados”, remarcó.
Reconoció que se están consiguiendo más logros de los que había anteriormente, con el tridente que completan Alejandra Alonso y Nicole Martínez, especialmente. “Hay que buscar cada vez más. Nosotros estamos saliendo al extranjero, donde buscamos tener un poco más de roce internacional y mamar ese ambiente de alto rendimiento”, comentó.
La diferencia en el exterior, más allá de la infraestructura y las mejores condiciones, radica en la mentalidad y en la ambición. “Es otra cultura deportiva, la diferencia está en la cabeza, en el cambio de chip, acá todos están pensando en querer ser el mejor, en querer llegar lejos”, dijo.
Para comenzar el cambio de paradigma, el actual remero del Botafogo de Brasil apostaría por una reforma educativa en la que las clases expandan sus horizontes sobre todos los deportes. “Nos tenemos que olvidar del profe silbato y pelota, que se les muestren a los chicos el abanico de deportes que tienen, conocimientos y noción sobre lo que es hacer deporte”, sentenció.