El argentino Germán Ezequiel Cano es sinónimo de gol para un Fluminense que quiere alzar este sábado su primera Copa Libertadores, título que vuelve a disputar después de quince años, ahora frente a Boca Juniors.
A sus 35 años, el jugador nacido de una familia humilde en la localidad bonaerense de Lomas de Zamora buscará la gloria en el principal torneo de clubes del continente y del que tiene en su bolsillo la artillería.
Son doce goles en la actual edición de la Libertadores, nueve de ventaja sobre su compañero John Kennedy y del peruano Luis Advíncula, de Boca Juniors, los otros dos jugadores que se mantienen en la competencia, cuya final se jugará en el Maracaná, casa del Flu.
En la temporada, entre el Campeonato Carioca -el torneo regional de Río de Janeiro-, la Libertadores y la Liga brasileña, Cano suma 39 tantos, con lo que también aspira a consagrarse como el máximo goleador a nivel mundial del año.
El año pasado, el argentino terminó cuarto en la temporada con 44 anotaciones, doce menos que el francés Kylian Mbappé, del París Saint-Germain.
Un estilo diferente
Diferente de los centro delanteros de su país, caracterizados por su fuerza, lucha y con potencia en el fútbol aéreo, desde sus inicios en Lanús, Cano se perfilaba con un estilo peculiar: velocidad y más inteligencia para posicionarse frente al arco rival.
La prensa brasileña también suele destacar el fútbol colectivo de Cano, quien muchas veces deja el egoísmo de lado y nutre de asistencias a sus otros compañeros de ataque: Keno, Kennedy y el colombiano Jhon Arias.
Rastro goleador
Tras dejar a Lanús en 2010, con apenas dos tantos en los 24 partidos que disputó, la mayoría como reserva del ídolo José Sand, el hijo del zapatero del barrio y de la cocinera del club probó, sin mucha suerte, en Chacarita y Colón.
En 2011, hizo las maletas y fue en el exterior cuando Cano alcanzó su mejor nivel, dejando su sello goleador en Paraguay, México, Colombia -donde los hinchas y un sector de la prensa piden su nacionalización para la selección- y ahora en Brasil.
El goleador histórico del Independiente Medellín ya fue el máximo artillero en seis de los torneos semestrales del país cafetero, en una Copa Colombia, en una Copa do Brasil, en la última Liga brasileña y este año del Campeonato Carioca.
Desde Colombia celebra los goles haciendo una “L” con las manos, en homenajes a sus hijos Lorenzo y Leonella, un gesto que causó algo de revuelo en Brasil, pues muchos lo confundieron como un apelo hacia el líder progresista y presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
El jugador también ha levantado en las celebraciones la bandera LGTBi y prestó solidaridad en las redes al colega australiano Joshua Cavallo, que se declaró públicamente homosexual y recibió ofensas de algunas personas, en un gesto aplaudido por la comunidad queer. EFE