“En las difíciles, rendimos más”, “los partidos siempre los ganamos de atrás” o “hasta el último minuto no se puede dar por muerto a un equipo uruguayo” son algunas de las frases que comúnmente se utilizan en Uruguay para referirse a la entrega de sus futbolistas, tanto de la selección mayor como de los clubes locales.
Sin embargo, el estudio presentado por la Escuela de Negocios de la Universidad de Montevideo (IEEM) desmiente muchas de estas “verdades asumidas” por la sociedad uruguaya que, si bien en algún momento fueron ciertas, hoy dejaron de serlo.
Pablo Sartor, uno de los autores de la investigación, aseguró a Efe que el objetivo del estudio es “poner en tela de juicio” estos conceptos.
En este sentido, el experto del Análisis de Decisiones y Sistemas de Información del IEEM explicó que el fútbol es el “nivel más bajo de abstracción” y al que se le aplicó la estadística para comprobar algunas creencias.
Los investigadores definieron a la “garra charrúa”, que comenzó a utilizarse en 1935, mediante las palabras del director de la Secretaría Nacional de Deportes, Alfredo Etchandy, quien define este concepto como “la capacidad que tienen los equipos uruguayos para dar siempre un poco más y lograr lo impensado cuando ya no se espera nada de ellos”.
Asimismo, accedieron a una base de datos de 11.000 partidos, así como a información y antecedentes de la historia del fútbol uruguayo.
De esta manera, encontraron que en la década de los 90 el deporte más popular del país suramericano sufrió un “gran quiebre”.
Las definiciones por penales, el rendimiento de los futbolistas uruguayos en partidos de alta presión y el desempeño en las finales de campeonatos son tres de los casos que los analistas tomaron para echar luz a su teoría.
En este sentido, Sartor señaló que una de las verdades asumidas relacionadas a los penales es la creencia de que esa instancia es como una “lotería”.
Sin embargo, el estudio desmiente esta teoría y establece que los equipos uruguayos son “muy malos en los penales” si se los compara con los “rivales promedio contra los que internacionalmente se juega”.
“Somos netamente peores y ese es un momento donde se pone a prueba el temple, la jerarquía y la clase. Es un momento muy definitorio y ahí nos va mal”, señaló.
Las finales, momentos claves para definir campeonatos, son otra instancia que los investigadores analizaron. En este sentido, concluyeron que desde 1990 los clubes y seleccionados uruguayos disputaron 22 finales. De ese total, solo consiguieron vencer en cuatro ocasiones.
“Algo nos pasa a la hora de jugar ese partido definitorio”, apuntó Sartor.
Antes de 1990, “Uruguay era famoso porque perdía seguido pero en los partidos importantes ganaba”, según explicó el experto, quien además sostuvo que en la historia más lejana son muy pocas las finales que perdieron los ‘celestes’.
“Eso era un patrimonio nuestro que ahora se ha revertido notoriamente”, agregó.
Pese a esto último, Sartor aclaró que los resultados del estudio no implican un camino sin retorno.
Sin embargo, reconoció que para ello lo principal es reconocer cómo se juega en la actualidad, qué resultados obtienen los equipos uruguayos y “construir desde allí".
“Si confiamos en que tenemos a la ‘garra charrúa’ como diferencial, nos va a seguir yendo relativamente mal”, estimó Sartor.
“Podría irnos mucho mejor si reconociéramos que tenemos ese hándicap y trabajáramos sobre él”, concluyó. EFE