Hugo Ricardo Talavera alcanzó la gloria con el Olimpia en 1979. Foto: Última Hora.
Por Richard Moreira - @Ricmoreirapy
Verdadera gloria del Olimpia de todos los tiempos. Lució en los escenarios deportivos del continente y del fútbol su gran talento, su jerarquía y su elegancia dentro del gramado, atributos éstos que contribuyeron a que el Expreso Decano lograra en 1979 el primer laurel internacional de todo el fútbol paraguayo.
Hugo Ricardo Talavera no sólo es referente histórico sino un gran conocedor de la estirpe copera, esa mística indefinible pero ‘que existe’ y que en estas finales ante el Atlético Mineiro pueden ser claves para la obtención de la ansiada cuarta Copa Libertadores.
Como si fuese un mozalbete, el gran conductor franjeado de aquel equipo glorioso del Decano reconoce que hay bastante expectativa y ansiedad en las horas previas de la primera final, pero se muestra confiado de lo que pueda hacer este plantel.
“Como muchos que seguimos el fútbol, vemos esta final con mucha expectativa, y a la vez con mucha confianza que Olimpia haga prevalecer su localía y tratar hacer valer lo que le hizo llegar hasta esta instancia, que es su gran confianza, una predisposición anímica admirable”, indicó Talavera a D10.
LA HISTORIA Y LA HINCHADA. Consultado acerca de si el peso de la historia del Decano podría torcer la balanza a su favor, en especial cuando enfrenta a un novato absoluto de una final de este tipo, Talavera dijo que siempre hay que tener un elemento extra, y que Olimpia lo tiene.
“Sin dudas, ayuda porque esto que no sé cómo definir, la ‘estirpe copera’, lógicamente existe. Eso hace que un equipo rinda más a nivel internacional y que evidentemente tenga un rendimiento superior. Olimpia fue una cosa en el campeonato local, y en Copa fue otra cosa totalmente diferente. Pero, sin dudas, existe esa raza especial, que hace que un equipo se agrande y obtenga un rendimiento mucho más alto”, precisó.
Todo aporte exógeno es fundamental considera Talavera, quien cree que el papel que cumple la hinchada, que alienta, que mima a los jugadores y que crea magníficos mosaicos para recibirlos, aporta a que los atletas pisen y miren distinto un partido de fútbol.
“La hinchada es uno de los elementos que pesan cuando uno juega de local, el hecho de contar con el apoyo de un estadio lleno, que alienta, es muy importante. Y esto es un elemento más que forma parte de este Olimpia”, agregó.
ENTREGA TOTAL. Añadió que este Olimpia no brilla ni destaca por sus individualidades, pero “tiene una entrega total, es un equipo muy ordenado cuando el equipo contrario tiene la pelota. Y se defiende bien, además de las cualidades de los jugadores que cuenta su plantel”, precisó el hoy devenido en arquitecto.
Sobre la cohesión lograda en este plantel, que a principio de año pocos daban crédito a que podía realizar una hazaña, el ex Nº 10 franjeado indicó que es un gran mérito del técnico decano haber logrado armar un equipo con los pocos recursos que disponía.
“Es totalmente un mérito de Almeida, que se adapte al perfil que le impone su equipo, pienso que obtuvo un rendimiento mayor al conocer las cualidades de su plantel, y por eso llega a una instancia definitoria como este”, recalcó.
DIFERENCIAS CON EL 79. La pregunta era ineludible, pero había que hacerla. ¿Cuál es la diferencia entre el Olimpia de Almeida y del que se coronó campeón en 1979?. Un verdadero señor en la cancha, donde pocos jugadores podían fungir de atleta y diplomático a la vez, Talavera respondió con tacto y sutilezas.
“Es muy difícil comparar. El fútbol en el 79 exigía otras características, para que un equipo llegue a una instancia definitoria se requería cierto perfil de jugador, perfil diferente al que requiere hoy día. Para mí es muy difícil comparar. Son diferentes históricamente porque el perfil de los jugadores que se tenía era diferente”.