Un resultado que reflejó las diferencias existentes entre dos equipos antagónicos. Si el West Ham de David Moyes se caracteriza por su fiabilidad, el Leeds de Bielsa es víctima de su propia irregularidad.
De hecho, cada partido del Leeds parece un todo o nada, tal y como atestiguan los tan sólo dos empates que ha sumado el equipo del preparador argentino en las primeras veintisiete jornadas.
Ganar o perder, no parece existir otra opción para los de Bielsa. Una apuesta radical de las que el Leeds salió perdedor esta noche.
Y eso que los visitantes llegaron a marcar hasta en dos ocasiones en los siete primeros minutos, pero ninguno de los dos tantos subió al marcador, el primero de ellos por un milimétrico fuera de juego, y el segundo tras comprobarse en las imágenes que el balón había salido previamente del terreno de juego.
Pero toda la voracidad que muestra el Leeds en ataque se convierte en debilidad cuando se trata de defender su propia portería.
Una circunstancia que no desaprovechó el West Ham para convertir sus dos primeras aproximaciones al área en gol por medio de Jesse Lingard, que aprovechó a los 21 minutos el rechace de un lanzamiento de penalti que él mismo había sido capas de transformar, y de Craig Dawson que estableció de cabeza en el 28 el 2-0.
Marcador que no varió la apuesta ofensiva de Bielsa, que incluso la redobló en la segunda mitad con la entrada de internacional español Rodrigo Moreno, una vez superada la lesión que le ha impedido jugar las últimas siete jornadas.
Sin embargo, la ambición del Leeds y de Bielsa se estrelló con la falta de acierto de los delanteros visitantes, que desperdiciaron varias claras oportunidades para ajustar el resultado.
Una falta de pegada que permitió al West Ham sumar un triunfo que le situó en la quinta posición, a tan sólo dos puntos del Chelsea, cuarto, el equipo que cierra en estos momentos las plazas de Liga de Campeones.