Juan Manuel Salgueiro, la gran figura del Olimpia que está entre los cuatro mejores de América. Foto: EFE
Por Nicolás Benítez. Tw: @NicoBen88. nicolas-benitez@d10.com.py
En una noche que quedará inmortalizada en la memoria de todos sus fanáticos, Olimpia derrotó a Fluminense por 2-1 y clasificó a la semifinal de la Copa Libertadores de América, luego de 11 años, tras la última en el 2002 cuando terminó levantando el trofeo de campeón. El Decano ya conoce a su rival, el Independiente Santa Fe, de Colombia.
Con el apoyo de todo su público, la chapa de grande que lo caracteriza en los encuentros de Copa, la garra paraguaya contagiante y la calidad técnica de Juan Manuel Salgueiro, el Rey de Copas avanzó en la noche de este miércoles tras unos infartantes 90 minutos que dejaron el global en 2-1 (0-0 en Río) para que el Decano sea el único campeón del certamen que sigue con vida, ya que Boca se eliminó en penales ante Newell’s. La historia pone ahora a Olimpia como el favorito a ganar la Copa, pese a las limitaciones del plantel.
Otro factor importante en la victoria y clasificación fue la lectura de Almeida en los cambios, ya que de entrada comenzó perdiendo pero supo darlo vuelta con la entrada del Tanque Ferreyra, que aportó para los dos tantos de Salgueiro, un golazo de tiro libre y otra excelente definición de penal.
LA CRÓNICA. La efervescencia de los hinchas de Olimpia en la previa del partido era impresionante, los presentes en el Defensores del Chaco esperaban por el ingreso del equipo para saludarlo y alentarlo antes del partido con el nuevo mosaico que tenían preparado. Entró el Decano, la multitud presente en Sajonia lo saludó con gritos ensordecedores. Mientras, en silencio, el equipo brasileño también estaba en el campo listo para el juego.
MAL INICIO. Fedorczuk dio el pitazo inicial y la pelota comenzó a rodar en Sajonia. Los primeros minutos fueron de lo peor para Olimpia. Fluminense no vino a defenderse y, muy por el contrario, salió a atacar. La defensa franjeada sufrió mucho con la velocidad de los brasileños y tuvo que cometer faltas. Así, Fred tuvo un tiro libre peligroso pero no definió bien. Avisó el conjunto de Río de Janeiro.
Otro avance en el que Martín Silva tuvo que salir a descolgar, era el aviso tempranero a lo que pasaría en la siguiente jugada. Un despeje largo de la defensa brasileña que parecía no tener peligro, terminó con un grave error de Julio Manzur, quien en su afán de dar un pase de cabeza a Martín Silva, dejó solo al delantero Rhayner, quien con un toque sutil venció al portero uruguayo y dejó tempraneramente (9 minutos) callados a los presentes.
Tras el gol, Olimpia no encontró rápidamente la fórmula para llegar al empate. Fluminense le cerró los caminos y comenzaban a escucharse murmullos en el Defensores. Más cuando el autor del gol desbordó por derecha y sacó un centro que fue rechazado apenas.
LECTURA CORRECTA. Almeida no dudó y rápidamente llamó al Tanque Juan Carlos Ferreyra, quien a los 20 minutos del primer tiempo ya se convirtió en la primera sustitución del Decano. El delantero parecía nervioso pero con el correr de los minutos aportó lo suyo.
Recién tras el ingreso del Tanque se pudo ver el aporte de Juan Manuel Salgueiro, quien de a poco fue convirtiéndose en la figura descollante del primer tiempo. Su primera acción fue un remate lejano que pasó lejos, pero comenzó a animarse. Otro remate, potente, fue desviado por un defensor cuando los olimpistas ya comenzaban a gritar el gol.
PREMIO. Olimpia atacaba, liderado por el uruguayo, quien a los 35’ tuvo su premio. Un tiro libre desde el sector derecho terminó colándose al ángulo superior izquierdo de Cavalieri, que nada pudo hacer ante semejante disparo, al mismo tiempo sutil, de Salgueiro. La esperanza volvió a los presentes en Sajonia y a los miles de televidentes y radioescuchas seguidores del conjunto paraguayo a lo largo y ancho del territorio paraguayo.
Tan solo 3 minutos después, Fredy Bareiro utilizó su astucia en el área rival y se dejó caer para que el árbitro comprara la falta y pitara penal. Festejo total en el cemento del estadio. Salgueiro, por esos momentos muy seguro, tomó el balón, lo colocó en el punto de los 12 pasos y definió al palo derecho del arquero, que adivinó el lugar pero no alcanzó a impedir el gol.
Salgueiro sale a festejar seguido por Fredy Bareiro. Más atrás, Richard Ortiz. Foto: EFE
En un abrir y cerrar de ojos, se fue la primera etapa con la esperanza de los franjeados, que tras un susto grande terminaron los primeros 45’ con la ventaja a favor.
Ni Almeida ni Abel Braga creyeron conveniente modificar algo en sus equipos, que volvieron del descanso con los mismos hombres para iniciar la complementaria. Y a los 52’, Olimpia tuvo una contra sensacional, pero no supo definir y se perdió el tercer tanto. Los minutos corrían lentamente con un Olimpia que hacía un doble esfuerzo en el verde césped, esperando al Flu como lo hizo en el Sao Januario en el primer partido, y ultimando los recursos a la hora de alguna contra, con mucha velocidad para subir y tener que retornar luego.
Braga, ya sobre 63’, consideró oportuno llamar a una figura temida que estaba en el banco de suplentes. Thiago Neves era el cuarto delantero en cancha, pero al mismo tiempo la salida de Bruno hacía que Olimpia tuviera más espacios a la hora de contragolpear. El segundo cambio fue Samuel, por Jean.
RESISTÍA. El Decano aguantaba los embates brasileños y salía de contra. Almeida llamó a Jorge Báez pero luego se arrepintió e interrumpió el cambio. Es que las contras sumaban y Ferrayra tuvo un remate que se cortó por el camino y Richard Ortiz se perdió el tercero desde una inmejorable posición, mano a mano con Cavalieri, quien tapó muy bien el balón.
El problema en Olimpia eran las faltas seguidas que hacía cerca de su área. Thiago Neves tuvo una de tiro libre que pasó rozando el poste izquierdo de Martín Silva. Los nervios eran tantos en Sajonia que volvieron los murmullos, pero al mismo tiempo una última fuerza del alma salía de los fanáticos que intentaban empujar al equipo paraguayo y se encontraban con una contradicción: el miedo contra la confianza. Un gol cambiaba toda la historia y eso asustaba.
ÉPICA Y GARRA. Los jugadores en la cancha seguían haciendo un trabajo épico, defendiendo como podían ante tanto empuje rival. Más aún después de que Rafael Sobis ingrese y Fluminense ataque con cinco delanteros en cancha.
Almeida metió a Paredes para reforzar una defensa que comenzaba a demostrar cansancio y falta de piernas. Salgueiro ya no era el mismo de los primeros 45’ y se retiró ovacionado.
Seguía el peligro, Olimpia intentaba de todas maneras perder minutos y mantener el balón lo más lejos posibles de Martín Silva. Comenzaba a sentirse la clasificación y volvía el grito ensordecedor de los hinchas. La ‘torcida’ no podía creer cómo su equipo, con tanto ataque, no podía llegar al gol y cómo los paraguayos sacaban cada pelota.
FINAL FELIZ. Ya estaban cumplidos los 90, Fluminense no se rendía y hasta su arquero subió para sumar en ataque. Todo esto tuvo que resistir el Decano y el pitazo final del árbitro despertó una tremenda alegría solamente vivida en las noches de Copa.
